Capítulo 2. Expertos

2.4K 123 1
                                    

Edward

Recorrimos las calles de Port Angeles en mi moto hasta que encontramos un local muy bueno, el Shutter. Era una discoteca con música a tope, mucha gente bailando, incluía un cuarto oscuro usado por la mayoría de los asistentes, y varios días en los que hacían barra libre. Hoy era uno de esos días. Y además habían gogos sobre el escenario bailando. Tanya y yo nos acercamos hacia la barra y pedimos dos cubatas que nos sirvieron al instante, en seguida el alcohol consiguió animarnos y empezamos a bailar en el centro de la pista.

Lo cierto es que lo de Tanya y mío se acabó hace tiempo, y estoy seguro de que nunca volverá a suceder, pero aun me seguía pareciendo guapa. Podía opinar eso tranquilamente de mi amiga ¿no? Y a parecer no era yo el único que lo pensaba. Ella tenía el cabello rubio afresado, la piel clara típica de Forks y los ojos color café. Mientras estaba bailando, un chico se le acercó y se pusieron a bailar muy pegados al ritmo de la pegadiza música. La vi a gusto y le hice la señal de: Dame un toque al móvil cuando quieras irte, fui hacia a barra y volví a pedir un cubata, esta vez era una camarera la que me atendía.

Observé al completo a la chica. Llevaba un short vaquero muy ceñido, corset... en fin, ropa que no dejaba mucho a la imaginación. Y estaba muy buena, todo hay que decirlo. Su peinado era un corte recto, pelirroja y ojos verdes, alrededor de los diecinueve o veinte años. Me sirvió el cubata y se fue, no sin antes echarme una mirada, como las que me estuvo echando durante toda la noche.

Bella

Llegué en tiempo récord a mi casa, subí dándole prisas al ascensor y tiré el bolso al sofá del recibidor. Encontré a Renée en la cocina, hablando muy tranquilamente con Phill.

-Mamá, ahora mismo me vas a explicar qué demonios es eso de que tenemos que irnos a Europa- espeté irrumpiendo en la estancia. Ambos se callaron y me atendieron.

-Bella, hija... Ha salido un negocio muy jugoso para extender mi marca de ropa a nivel mundial, y para ello tenemos que irnos a Europa.- DEbí de poner cara de espanto.- Hija no es tan malo, viviremos en París, tendrás cerca las mejores tiendas y calles para ir de compras y...

-¡¿Y tú te crees que eso me compensa?!-la interrumpí.- Este iba a ser el mejor año de toda mi vida, ¡Y ahora resulta que tengo que irme a Europa!

-Tienes que venir, hija, no puedes quedarte aquí sola.

-Dentro de poco cumpliré a mayoría de edad.

-Peor no a tienes todavía, y no pretendo dejarte aquí sola en lo que la cumples, además, nos iremos en cinco días.

-¡Cinco días!-dije exasperada.- Mamá, ¿no lo entiendes? ¡No puedo irme de aquí! ¡No quiero irme de Nueva York! Aquí tengo toda mi vida hecha.

-Y te entiendo, pero no te voy a dejar aquí sola.

Nunca pensé decir lo que estaba a punto de decir. Pero lo dije sin más.

-Si no me dejas quedarme aquí... Me iré con papá.

Mi madre abrió os ojos desmesuradamente, Phill se llevó la mano a la frente y negó con la cabeza, él no tenía por qué meterse en esto pero quedaba claro que no estaba de acuerdo con que me fuera a vivir con mi padre.

-Bella, ¿te estás escuchando? ¡Ir a vivir con Charlie!

-¿Qué? ¿Es algo malo o qué? Aunque tú tengas mi custodia, es mi padre de todas maneras y puedo ir a visitarle cuando quiera.

-No te digo que no pero igual tendrías que dejar aquí a tus amigos.

-¿Y qué? ¡Al menos no estaría al otro lado del jodido Océano Atlántico!

UnknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora