Cap16

41 4 0
                                    

  Esperé en silencio su respuesta. Sólo oía su respiración al otro lado de la línea. Jugué con los tic-tac en mi mano, esperando una respuesta que algo en mi cabeza me decía que nunca iba a llegar.

—Lo sé. — Murmuró.

Suspiré y reí sin poder creerlo. Bueno, eso pera una respuesta que realmente no esperaba. — Lo sabes... ¿En serio?

—Bueno, Jolene. Pues... ¿Qué te digo, corazón? — Usó un tono fanfarrón y con este, casi lo vi encogiéndose de hombros. — No puedo decir lo mismo, lo sabes.

Torcí los ojos. — Exacto. No puedes y ese es tu problema. ¡Qué No... puedes! Esto es algo que nadie te ha dicho jamás: ¡Eres un cobarde, Michael! Y nadie te lo ha dicho, pero lo eres y todos lo saben.

Hubo una pausa y escuché un suspiro. — ¿Terminaste? — Murmuró.

—No. No he terminado, ¿sabes? Desde el primer momento en que me viste, viste a Jessica ¿no? Pero eso no te importó porque luego te diste cuenta de que Jessica ya no te interesaba más, sino yo.

—Estás diciendo estupideces, Jolene.

—Sí. Tal vez. — Susurré — Pero eso no quita que te hayas construido una imagen de ti mismo con traje y corbata y tu estúpida bitácora. Eso no te servirá de nada, Michael. Porque estás solo y nadie te quiere.

Y lo siguiente que escuché fue el silencio cuando ya había cortado la llamada.

Despegué poco a poco el teléfono de mi oído y lo observé diciéndome a mí misma "Es... sólo... una... pelea"

Pero entonces, a medida que pasaban los días, el celular de mi mano era mi única esperanza y a la vez recordatorio de mi estupidez de hace unos días.

De repente, el tiempo dejó de importar mientras agonizaba y los ojos ansiosos de Köri me observaban. Me pregunto si mi madre sabrá esto, si Michael recordará que existo.

En lo que parecieron semanas, no había comido nada más que hiervas perdidas que encontraba en mis exploraciones diarias. Esto era un laberinto sin salida.

Entonces, ahora me encontraba tirada en el suelo, jugando con los tic-tac que tenía en la palma de mi mano. ¿Qué debo hacer? Me cuestioné a mí misma. Yo sabía perfectamente que esto no eran pastillas de menta con sabor dulce.

Pero era claro que no iba a salir de aquí y el secuestrador, obviamente no me iba a sacar.

Tomé una y confirmé que no eran dulces, por su sabor amargo en mi boca. Me volteé y con una fuerza ya casi inexistente, empecé a excavar a lado de mí.

Saqué la cajita naranja debajo de la tierra y me levanté como pude. No iba a morir tirada, no señor. Yo iba a morir de pie. Y entonces, mientras caminaba, me metí las pastillas de una a una a la boca.




Michael.
Suspiré mientras caminaba a los alrededor viendo a las personas excavar. El jefe de ellos levantó la mirada y simultáneamente negó con la cabeza, de la misma forma que lo hizo en los tres campos de concentración que ya habíamos revisado y destruido.

Me senté en una roca y revisé la llamada del secuestrador nuevamente. La escuché una y otra vez; ya estaba obscuro y casi todos se habían ido, pero no me importó. Seguí escuchándola tanto, que me la aprendí de memoria.

Entonces, manipulé bajando la voz y escuchando sólo el fondo. Oía... oía...

—Señor... — Me interrumpió la voz del primer oficial. — Ya es algo tarde y... — Lo callé con un "shht".

¿Pájaros? Estaba escuchando pájaros... Entonces, supe. Me quité los audífonos aventándolos al teclado de la laptop y miré al oficial, quien ahora probablemente se preocupaba de mi salud mental.

—Jolene no está aquí. — Me levanté de la roca. — Es más, no está en ningún campo.

—Pero, señor... Usted dijo...

—Sí, oficial, sé lo que dije. — Lo corté. — Pero no. Ella está en un bosque... ¡En un bosque! — Dije un poco más emocionado de lo que debería. — O dígame un campo de concentración donde haya pajaritos cantando. Esto es tierra muerta, por si no se ha dado cuenta, oficial.

—Bueno sí. — Se encogió de hombros. — ¿Pero sabe la cantidad de bosques que hay acá en Alemania?

Sacudí la cabeza y entonces... comprendí. — ¡Vamos! — Le dije caminando hacia el auto. Volteé y vi que no me seguía. — ¿No vienes? — Él asintió y le aventé las llaves.

— ¿Voy... voy a manejar? — Susurró y yo asentí metiéndome al auto. — ¿Pero adónde vamos? — Dijo entrando al carro y encendiéndolo.

—Mira. — Dije cerrando la laptop y colocándola a un lado. — Tienes razón, hay infinidad de bosques ¿no? — Él asintió. — Pero no hay infinidad de bosques donde haya miles de judíos enterrados. — Lo miré y su expresión de confusión me respondió. — Bueno, mira. Cuando Hitler murió, los judíos exigieron sus derechos. ¿No es así? — Él asintió. — El gobierno alemán seguía con los ideales de su ex presidente. Entonces pretendieron hacer un funeral decente a los cuerpos que pudieron encontrar. Pero en realidad, sólo abrieron un hoyo en la tierra y los aventaron a todos ahí. Luego, pusieron las tumbas sólo para aparentar.

—Entonces vamos a...

—Sí. Al pueblo.



Jolene.
Me estaba sintiendo un poco mareada. Todo estaba perdiendo su proporción normal, los cuerpos a los costados poco a poco empezaban a voltear sus cabezas y les veía... sonreír.

Les devolví la sonrisa sorprendiéndome fuera de la realidad. Así que me levanté y caminé de nuevo hacia mi rincón. Las drogas y el no comer me hacían perder el equilibrio. Entonces, caí.

Vi la rendija de Köri abrirse y sus ojos inexpresivos color azul se encontraron con los míos moribundos.

Poco a poco abrió la puerta y yo lo observé sin hacer nada. Vi como forjaba para salir de ella y entonces, recordé alguna de esas llamadas de Michael....

"—Sólo mantente viva." Recuerdo que me dijo.

Entonces eso hice, con una fuerza que ni yo sabría decir de donde la saqué, me levanté. Ahora todo en realidad se movía. Mis piernas se tambaleaban y los cuerpos seguían sonriéndome, pero ahora tenían algo de locura. Me tropecé un par de veces, "sólo mantente viva" Volteé vi a una figura siguiéndome "Sólo mantente viva" apreté el paso. "Sólo mantente viva"

— Me estoy manteniendo con vida, coño. Sal de mi cabeza. — Grité a la nada, pero sólo salió como un hilo de voz.

No sé que me iba a hacer Köri, de lo único que estaba segura es que estaba muy drogada y que ese tipo no me iba a dar comida ni el camino hacia la salida.

Ellos, los cuerpos me observaban y luchaban por salir y por tocarme. Querían llevarme con ellos y yo... simplemente trataba de correr, pero todo se sentía como un movimiento lento cuando intentas correr en sueños.

Entonces, vi una luz y una escalera. ¿Era la salida? No podía ser la salida. Por Dios, estaba cerca.

Entonces, cuando parecía que mi mano iba a tocar la escalera, todo empezó a alejarse y desvanecerse poco a poco y caí al suelo siquiera antes que la luz de la luna pudiera besar mi mano.  

EUPHORIAWhere stories live. Discover now