Cap13

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Michael se bajó de su auto azotando la puerta y echando chispas. Llegó a la pequeña comisaría e ignoró a las dos personas que lo saludaron con un "Buenos días".


Mientras tanto, sus colegas estaban en la sala de interrogatorios, mirando al celular en la mesa.

—Quiero hablar con él. — Decía la voz por el teléfono.

—Es que el doctor Jackson no está ahora y... — La voz del primer policía calló cuando Michael entró a la habitación. — Señor....

— ¿Quién es? — Lo cortó de golpe.

—Es.... Quiere hablar con usted... — Le extendió el teléfono.

—Grábalo. — Murmuró tapando la bocina para que el hombre no pudiera escuchar.

Conectaron el celular a la laptop y Michael se puso sus audífonos mientras tomaba un micrófono. — ¿Quién eres? — Preguntó Michael y escuchó una risa ligera. — ¿Por qué quieres hablar conmigo?

—Ella no ha dejado de hablar de ti. — Se rió. — Su voz lloriqueando tu nombre.... Michael... — Michael frunció los labios cuando dijo su nombre, su pulso se aceleró. — ¿No es así?

Michael trató de guardar la calma y medita su respuesta como le habían enseñado en su escuela en USA.

Pero cuando se trataba de Jolene, sus sentimientos se interponían entre la razón y no podía pensar ni ver con claridad. Michael suspiró golpeando sus dedos contra la mesa. Mil respuestas pasaron por su mente.

— ¿Michael? — Dijo y él rodó los ojos con furia.

— ¿Qué quieres? Déjala libre, tengo una casa, dinero, coche. Te puedo dar lo que quieras.

—Michael. — Rió — ¿Sabes? Si quisiera tu auto y tu dinero... ¿No crees que hubiera robado eso? — Hubo una pausa. — ¿Sigues ahí?

— ¿Está bien? Ella... ¿Está bien?

Hubo una pausa seguida de un largo suspiro. — Síp. — Murmuró y entonces colgó.

Michael se quitó los audífonos furioso y dejando a lado el micrófono también.

—Quiero que rastreen la ubicación de este maldito celular. — Dijo aún echando chispas. Y volteó a ver a sus colegas. — ¡Pero ya! — Los dos oficiales se movieron rápidamente y su celular vibró en su pantalón.

Lo sacó y automáticamente se reprodujo un video.

—Sonríe para papi. —Dijo canturreando y entonces, el interruptor de la luz se encendió y reveló a Jolene con una media negra cubriéndole los ojos. Las lágrimas no paraban de escurrir por sus mejillas. Su boca entreabierta estaba seca y cualquier color que haya tenido, ahora desapareció, estando tan pálida como su piel.

Ya no decía nada, de seguro se había cansado de tanto gritar. El hombre que parecía una sombra, se acercó y besó sus labios. Michael apretó los dientes haciendo que un músculo de su mandíbula saltara.

Ella no dijo nada. Siguió dando sollozos mudos. Una lágrima cayó hasta sus labios y ella apretó los labios manteniéndola ahí. Michael se enfureció al pensar que eso era tal vez el único líquido que sus labios habían tomado en horas.

"Salvé tu puta vida un incontable número de veces. ¡¿Está bien?!" El espíritu de ese diálogo rondó por su cabeza.

Entonces, como su el secuestrador pudiese leer su mente dijo. — ¿Pero tenías que dejarla sola, no? — Y acabó el vídeo.



Jolene.
—Adivina con quien acabo de hablar. — Canturreó y yo fruncí los labios. El tocó mi brazo, causándome un jadeo y salto de horror.

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