33.

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―Hija, ¿qué corbata crees que debería usar?

Papá se detuvo frente a mí.

―La gris me gusta ―lo observé detenidamente―. Sí, esa te quedará genial.

Él desapareció por su vestidor y yo me quedé sentada sobre su cama, sumergiéndome de nuevo en mis pensamientos. Quería ver de nuevo a Liam, no podía estar sin él, era una agonía terrible. Sentía que sin él estaba completamente desprotegida y me daba miedo, y más después de lo que había pasado ayer con Javier.

―_____ ―mi padre se puso de cuclillas para mirarme mejor―. Oye, ¿estás bien? Desde que llegaste ayer a casa estás... rara. ¿Seguro que no pasó nada anoche?

―No, tranquilo, estoy bien ―lo intenté convencer con una sonrisa un tanto falsa―, es que echo de menos a Liam.

Él rodó los ojos y bufó divertido.

―Sí, ya sé que sigues sin ver bien que estemos juntos pero... no sé ―mi voz comenzó a disminuir de volumen―, necesito que esté conmigo.

Se levantó y me miró fijamente desde arriba.

―Sinceramente no sé qué decirte hija, se me dan mal estas conversaciones, creo que ya lo sabes ―suspiró encogiéndose de hombros―, pero no me queda otra que aceptarlo. Si él te hace feliz pues adelante, tan sólo quiero que estés bien. Pero tened cuidado, mucho cuidado.

―Te quiero mucho, papá ―en seguida salté de la cama para abrazarlo.

Parecía mentira, pero desde que mi madre se había ido nos llevábamos muchísimo mejor. Hablábamos más, hacíamos muchas cosas juntos y por primera vez parecíamos una familia, pequeña, pero una familia al fin y al cabo.

―Vámonos anda, que vais a morir por pasar más de dos horas separados ―se burló, guiándome hasta el coche en el garaje―. Se ha ido de casa hace solamente un rato y ya parece que has estado una vida entera sin él.

―¡Papá! ―me quejé.

―Perdona, ya sabes que es broma ―me sonrió desde su asiento del coche―. Ya casi se me olvida lo que es estar enamorado de alguien. Pero bueno, el amor es algo para personas más jóvenes, como tú.

―También podrías encontrar a alguien, papá ―le dije―, tan sólo tendrías que apartar un poco tu trabajo y centrarte más en tu vida social. Pero dudo que lo hagas.

―Tú lo has dicho ―me dio la razón―, prefiero centrarme en el trabajo, y en ti ―añadió contento.

Llegamos a casa de los padres de Liam en poco tiempo, y en cuanto bajé del coche entré desesperada al interior buscándolo con ansias.

―¡Ala! ―Katy me miró con los ojos como platos― Pareces una princesa.

―_____, estás preciosa ―me halagó Karen también.

―Vosotras tampoco estáis nada mal...

Cogí a Katy en mis brazos y seguí a Karen hasta el interior de la cocina donde ya estaba dando los últimos retoques a la cena. Liam tampoco estaba allí.

―Él está arriba, en su habitación ―me sonrió su madre―. Está desesperado por verte.

Katy soltó una pequeña risita y yo la miré entrecerrando los ojos.

―¿Y a ti qué te pasa?

―Tenéis la misma cara de tontos los dos ―bufó la pequeña. Yo abrí la boca ligeramente sorprendida―. ¿Qué? Es verdad ―rió.

―Iré a verlo ―dije obviando su intervención perturbadora. La deposité en el suelo con la mirada baja tratando de que ninguna notara mi rubor―. En seguida bajaremos.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now