11.

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La voz de la persona que menos esperaba oír en ese momento, resonó en mi cabeza una y otra vez. En un principio pensé que había sido cosa mía, que había desvariado y había escuchado su voz en vez de la de Carla. Pero cuando alcé la vista, me quedé de piedra al comprobar que no estaba loco, había escuchado todo a la perfección. Era _____. Bueno,  _____ y otra chica más a su lado, pero ella era la única capaz de retener toda mi a tención.

El mundo entero pareció desvanecerse a mi alrededor, sólo estábamos ella y yo, intercambiando miradas de lo más confusas y sorprendidas. Hasta que pasados unos segundos eternos un fingido carraspeo nos sacó de situación a ambos.

Cuando me di cuenta de lo embobado que me había quedado delante de todas aquellas chicas, el pulso se me aceleró, y como consecuencia, el tocho de papeles que descansaba sobre mi regazo se deslizó con rapidez, cubriendo el suelo a mi alrededor de blanco. Me incliné y, con agilidad y torpeza, logré volver a organizarlos.

—Eh... ¿por dónde íbamos? —pregunté controlando el nerviosismo en mi voz.

—Por _____ y Alba —dijo Carla haciendo énfasis en el primer nombre. Yo agaché la vista queriendo que la tierra me tragara, pero antes alcancé a ver como _____ le propinaba un codazo al mismo tiempo que le lanzaba una mirada asesina.

—Eh, sí, eso... —balbuceé distraído terminando de apuntar los últimos datos de ellas en la lista. Acto seguido me levanté del banco con mucho valor e hice como si nada hubiera pasado—. Bueno, dado que este es el primer día, vamos a hacer un entrenamiento normal. Me gustaría veros jugar para fijarme en vuestras dificultades y así poder trabajar en ellas más adelante —les hice un gesto para que todas se pusieran en pie. Me giré y me dirigí a Ruth—. Por lo que tengo entendido, tú eras la capitana el año pasado, así que te agradecería mucho que llevaras el calentamiento de hoy.

—Sí, claro, lo haré —accedió encantada mientras instaba a las demás a seguirla al centro de la cancha para comenzar.

Durante las dos horas que duró el entrenamiento, noté a _____ muy despistada. Era obvio que tenía algo rondando su cabeza que no dejaba que su concentración se centrara por completo en el deporte, pero aún así quedé impresionado al observarla jugar. Tenía mucha agilidad para llegar a los balones que casi se podían denominar como perdidos, y si eso era así estando en las nubes, no me quería ni imaginar como sería cualquier otro día.

Alba, su amiga, también logró asombrarme enormemente. Tenía mucha fuerza en los brazos, quizá fuera la que más, y era por eso que sus saques podían asustar con facilidad a los equipos a los que posteriormente nos enfrentaríamos. Eso era muy bueno.

Como último ejercicio, les hice correr durante diez minutos para comprobar si tenían aguante, pero varias de ellas terminaron por los suelos después de cinco minutos corriendo.

—¿Esto era... un entrenamiento... normal? —preguntó Carla totalmente exhausta.

—Sí chicas, esto es a lo que yo llamo un entrenamiento normal —reí tratando de contenerme—. Sé que estáis cansadas, pero os aseguro que tan sólo es cuestión de acostumbrarse. Si seguís trabajando duro día a día, estoy seguro de que tendréis la victoria asegurada en los partidos.

Por lo que tenia entendido, el año pasado habían obtenido el cuarto puesto en el campeonato de España, y este año deseaban quedar entre los tres mejores equipos, ya que a las que se irían del colegio en el siguiente curso les hacía mucha ilusión llevarse un buen recuerdo del equipo de voleibol.

—¿Y quién será la capitana este año? —volvió a intervenir Carla ya más recuperada. Al parecer era la única que ya había superado el hecho de que era 'el nuevo' y me hablaba como si fuera otro de sus amigos.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now