32.

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Narra Niall.

Venga, tú puedes Niall.

Apoyé un pie sobre un barrote y me impulsé hacia arriba, agarrándome a otros más gruesos. Repetí lo mismo unas cuantas veces más y así conseguí alcanzar mi objetivo. Llegar hasta la habitación de Alba sano y salvo.

Me senté sobre el marco de su ventana y observé divertido como ella recogía algunas cosas de su cuarto y hablaba por teléfono con alguien. Se notaba que se acababa de despertar por su pelo revuelto y su encantador camisón azul turquesa con transparencias. Estaba guapísima hasta recién levantada.

―¡¿Que has dormido con él!?

―...

―¡¿Dos veces!?

―...

―Ow, que mono. Dile que se ponga.

―...

―¡¿Que está en la ducha!? ―gritó por tercera vez― ¿Y a qué esperas? ¡Métete con él!

En uno de sus intentos por recoger una prenda de ropa del suelo, una se le quedó enganchada entre una de las tablas de madera del parqué, por lo que tuvo que agacharse, dejándome así una perfecta visión de su trasero.

―Guau ―le silbé―, ¿podrías recibirme así cada día, nena?

Ella pegó un salto del susto y se dio la vuelta con una mirada asesina.

―_____, hablamos más tarde. Una rata asquerosa se acaba de colar por mi ventana, y debo deshacerme de ella antes de que mamá me venga a ver ―siseó con rabia mientras colgaba y yo reía.

―Uhm, así que una rata asquerosa... ―golpeé con mi dedo índice mi barbilla varias veces―, pues en ese caso, y como veo que no soy muy bien recibido aquí, entonces creo que me iré.

Bajé las piernas del marco de la venta e hice el ademán de saltar hacia la calle.

―¡No! No te vayas.

Ella se abalanzó sobre mí y me abrazó por la espalda. Tiró de mi cuerpo hacia su habitación y caímos los dos al suelo, yo encima de ella dándole la espalda.

―Parece que te encanta tirarte sobre mí.

Rió, recordando la vez que nos pasó eso en el despachó de mi madre.

―Me encanta cualquier cosa que sea contigo ―me di la vuelta y la besé desesperado―. Te deseo mucho.

Giré sobre mi cuerpo y la dejé sobre mí con sus piernas rodeándome. Posé mis manos en su cintura y la presioné inconscientemente contra mi erección. Ella gimió en mi boca e intentó separarse de mí con una sonrisa tonta dibujada en sus labios.

―Te despertaste juguetón hoy, ¿eh? ―besó mi cuello y lo succionó sorprendiéndome― Yo también, pero ahora no podemos.

Se levantó rápidamente del suelo y me dejó allí parado con cara de tonto.

―Noo ―me quejé―, te necesito aquí, conmigo, besándome ―palmeé mis muslos.

―Anda, levántate del suelo, que mi madre puede venir en cualquier momento ―rió mientras se quitaba su camisón de espaldas a mí―. Hoy es Nochebuena y necesita mi ayuda con la cena, y eso quiere decir que no tardará en aparecer por aquí.

Me arrastré hasta su cama y me tumbé en ella observando como se desvestía muy sensualmente. Algo me decía que la lentitud con la que lo hacía era intencionada, puesto que me miraba de vez en cuando lascivamente y entre cerrando sus preciosos ojos al mismo tiempo que meneaba sus caderas.

Te NecesitoWhere stories live. Discover now