27. «2ª parte»

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Te quiero

¿Lo habría dicho de verdad o simplemente eran palabras sin sentido?

Quería convencerme de que no significaba nada, de que el alcohol era el causante de toda su locura, de que ella me odiaba... pero me negaba a aceptarlo. Había distinguido en sus palabras algo de bondad y cariño, aunque nadie pudiera asegurármelo.

Desde mi sitio, giré la cabeza y alcancé a ver como el sol comenzaba a alzarse en el horizonte, permitiéndome disfrutar de una preciosa panorámica del amanecer.

Aún estaba tumbado en la cama con Alba agarrada fuertemente a mí. No me había soltado en las pocas horas que llevábamos 'durmiendo'. Ella lo hacía profundamente desde que cerró sus ojos por primera vez, pero yo no pude. De vez en cuando lograba echar alguna cabezada, pero nunca llegaba a superar los diez minutos de sueño, así que finalmente me rendí.

Al oír unos golpecitos en la puerta del apartamento me alarmé debido a la hora que era. Con extremo cuidado, aparté los brazos de Alba que rodeaban mi cintura y los posé sobre su vientre. Le besé la frente después de asegurarme que aún dormía y me levanté de la cama para llegar hasta la puerta de casa.

– ¡Tío Niall!

La enana Katy se fue a abalanzar sobre mí en cuanto abrí la puerta, pero Liam la sujetó de su camiseta y le tapó los ojos de inmediato, haciendo oídos sordos a las protestas de su hermana.

– Niall, ¿qué tal si te tapas un poco? – él me miró de arriba a bajo con desaprobación – No quiero que mi hermana tenga pesadillas por tu culpa.

Hasta ahora no había caído en que tan sólo llevaba una prenda en todo el cuerpo, y esta no cubría ni lo suficiente como para que una niña de su edad me viera así.

– Uh, lo siento – balbuceé arrepentido dándome cuenta de mi error.

Corrí hasta la habitación y me vestí con la ropa que me quedaba más a mano para no hacerles esperar. Al salir, ellos dos ya estaban sentados sobre los taburetes de la cocina y me miraban fijamente mientras me acercaba a ellos.

– ¿Qué hacéis aquí tan temprano? – pregunté frotándome los ojos.

– A cierta persona que tengo a mi lado le encanta madrugar – Liam miró a Katy discretamente, quien sonreía inocente –, lo cual significa que los que están con ella también deben de hacerlo.

– Es que sino me aburro – protestó Katy con diversión –, aunque también hemos venido a preguntarte una cosa.

– ¿A sí? – ella asintió emocionada – ¿El qué?

– ¿Te apetecería venir a mi fiesta de cumpleaños?

– Pues claro que sí – le sonreí.

– Es el 18 de diciembre.

18 diciembre. Comencé a contar con los dedos para asegurarme del día.

– En tres días – me aclaró Liam riendo –. Será en casa de mis padres.

– ¿Y por qué no la hacéis en la mía?

– ¿Aquí? – preguntó Liam señalando el lugar.

– No, me refiero a la casa de mi madre – les respondí mientras me sentaba junto a ellos –. Es bastante grande, y hasta tiene piscina.

– ¿En serio me dejarías? – preguntó Katy entusiasmada. Yo asentí – ¡Gracias! – exclamó tirándose a mis brazos y me abrazó – Eres el mejor.

Dejé que Katy jugara un rato con mi pelo y mi cara para mantenerla ocupada mientras Liam preparaba un poco de café en la cafetera, pero un pequeño crujido procedente de mi habitación nos distrajo a los tres. Él me miró con el ceño fruncido y negó con la cabeza.

Te NecesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora