Capítulo 19:Estamos juntos, es lo que importa.

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Cuatro años después.

Todas las cosas que MinHo pensó que no tendría de nuevo, las tenía. Y aunque todavía podrían pasar muchas cosas malas, lo importante estaban juntos, eran un equipo y si la vida les tenía preparado más tragos amargos...

...lo afrontarían juntos.

— ¿Te gusta? —le susurró al oído mientras acariciaba su trasero y lo apretaba contra su cuerpo.

—Santo cielo ¡Sí! —gimió el castaño, su aliento caliente en la oreja de MinHo.

Sus ingles se frotaban tan deliciosamente que TaeMin estaba seguro que mancharía sus pantalones como un adolescente precoz, iba a morir si MinHo no lo tomaba ahí mismo.

Sobre la barra de granito en la cocina.

Lo que había comenzado como un habitual desayuno de sábado, se convirtió en besos y caricias que rápidamente prendieron fuego entre ellos. Nunca imaginó que los desayunos podrían ser así de intensos, pero había comprobado durante unos cuatro años que si lo eran.

Separó las piernas, permitiendo al alto colarse entre ellas y acariciar con las manos el amplió pecho, cada musculo marcado, a pesar de que había frio a MinHo le gustaba dormir sin camiseta, ¿Y quién era él para privar al mundo de tan monumental vista?

Sus delgados dedos atacaron los pezones marrones, apretándolos hasta qie se endurecieron, amaba la forma en que su novio arqueaba espalda, exponiendo el pecho, siseando, invitándolo a hacerle más cosas, todas las cosas bárbaras que no hayan experimentado hasta ahora en el sexo.

MinHo sonrió, con pura malicia, TaeMin había cambiado mucho a través de los años, se hizo más fuerte, más valiente y tenía que decirlo, más enojón y justo. Pero en sus facetas extravagantes, ser de ese modo ayudaba a que la experiencia de hacer el amor fue a otros niveles.

Le desabrochó los pantalones, deslizándolos con todo y la ropa interior por sus largas y blancas piernas, el pene delgado y rodeado de vello castaño se erguía hasta chocar contra el abdomen de TaeMin.

Se relamió la boca, anticipando su sabor, cuando miró a los ojos al castaño encontró lujuria, ansiedad, un "deja de verme y tómame ya". No necesitó decirlo con palabras, sería un idiota si no encontraba sentido a esa tremenda mirada en llamas. Y aunque tener sexo en la cocina no parecía mala idea, no quería que se lastimara, así que lo tomó entro sus brazos y lo cargó, desnudo, por las escaleras al segundo piso SooJin estaba con sus abuelos Choi de paseo por el parque de diversiones, y por eso es que andar semidesnudo por la casa no representaba mucho problema.

Ahora mismo se sentían como un par de niños, libres, sin preocupaciones, llenos de excitación.

TaeMin ayudó a abrir la puerta y así es como entraron a su recamara en tiempo record, dejó su preciosa carga sobre la cama, trepándose como un animal al asecho.

—Me encanta cuando seas así —la voz entrecortada de TaeMin le erizó la piel.

— ¿Así cómo? —le susurró

—Que me trates cómo si fuera lo más importante del mundo.

Y si TaeMin no hubiera soltado un suspiro al tiempo que recitaba esas palabras, MinHo tal vez no hubiera sentido que flotaba, que subía por las nueves, que atravesaba el cielo y llegaba al universo, pero lo hizo y se alegró mucho por ello.

De por sí ya, cada momento con TaeMin era así como mágico, que le dijera ese tipo de cosas esos momentos, era la dicha pura.

—Porque lo eres —le besó, suave, tierno, saboreándolo—. Eres mi vida, tú y SooJin, sin ustedes no podría vivir.

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