Capítulo 15: Justo aquí.

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Todavía no podía creer que estaba dónde estaba, es decir, se sentía cómodo, bastante en realidad, como si nunca se hubiera ido, o como si el tiempo se hubiera pausado. Pensó que tal vez sería muy incómodo, aparecer de tan de repente, pero no fue así. Ese par de semanas que estuvo lejos de TaeMin fue mucho más doloroso que los cuatro años separados, no sabía explicárselo; lo cierto es que cuando no soportó ni un minuto más de soledad solo había un lugar dónde correr...y ahí estaba, con las personas adecuadas.

Y se sentía absolutamente correcto.

— ¿No has comido nada en absoluto? —la preocupación en el rostro de TaeMin, tan espontánea.

—No, es que...bueno, no soy muy bueno cocinando —sintió sus mejillas colorarse.

—Entonces vamos a solucionar eso, ven, pasa.

TaeMin se hizo a un lado, el entró y sintió que como si un gran peso fuera liberado de su cuerpo, enseguida fue sorprendido por un grito agudo y un pequeño cuerpo se abalanzó hacia él.

SooJin se había bajado del sofá apenas lo vio y corrió para abrazarlo, el corazón de MinHo se aceleró de pura emoción y felicidad, la atrapó antes de que chocara con sus piernas y la abrazó dejando que enredara sus pequeños brazos en su cuello.

— ¡Señor MinHo llegó! —dijo alegre, apretando fuerte, riendo.

MinHo casi lloraba, la sensación de tener a su hija tan cerca, no podía compararse con nada, tenía las mismas sensaciones que cuando la sostuvo la primera vez al nacer. Cuando giró y vio el rostro de TaeMin notó que estaba tan emocionado como él. Se preguntó por qué no había hecho esto desde antes, se sentía un tonto, un tonto pero también muy afortunado.

El suave cuerpo de SooJin le hizo recordar cuando era apenas un bebé de unos meses, la cargaba durante mucho tiempo y TaeMin siempre lo regañaba porque la iba a mal acostumbrar y luego se encapricharía buscando a alguien que la cargara. Pero nunca hacía caso, era una dicha poder tenerla en los brazos, tan pequeñita, tan indefensa, tan suya.

Ahora que tenía cuatro no importaba, pretendía seguirla abrazando porque era pequeña todavía y porque tenía que recuperar el tiempo perdido. Cuando sintió un toque cálido en su brazo vio a TaeMin mirarlo con tanto amor que sintió enormes ganas de besarlo ahí mismo. Cuando el castaño entendió sus intenciones se sonrojó.

—Señor MinHo, ¿se quedará? —le preguntó la pequeña cuando dejó libre su cuello y lo miró a los ojos.

MinHo regresó la mirada a TaeMin, buscando su permiso, cuando el castaño asintió el respondió: —Claro que sí.

— Pero primero, ¿Podrías esperar a que peine a SooJin para prepararte algo de comer? No quiero que su cabello húmedo cause problemas innecesarios.

—Por supuesto —respondió al entender que se refería a que no quería que la pequeña enfermara.

Cuando MinHo iba de dejar a SooJin en sus brazos, a TaeMin se le ocurrió algo.

—O podrías peinarla tú mientras yo te preparo algo.

MinHo negó—. No sé cómo hacerlo, no quiero lastimarla.

—No lo harás, empieza con las puntas para desenredarlas, y luego desde arriba hacia abajo y será más fácil —TaeMin fue hasta el sofá y regresó con el cepillo en la mano, se lo tendió.

Dudó un momento, desde que se hubo reencontrado con SooJin no habían tenido un acercamiento como ese, tan íntimo. Miró a TaeMin, luego a la bebé, ambos tenían la mirada fija en él, ambos lo miraban con tanta ternura.

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