Capítulo 4: ¿Dónde está el amor?

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Los bufidos de KiBum eran lo único que hacían eco por toda el departamento, sumado a esto el ruido que producían los objetos que tomaba y dejaba con golpes duros e intencionados sobre los muebles o dónde fuese que las dejase.

TaeMin simplemente lo ignoraba mientras terminaba de peinar a SooJin, había encontrado un lugar bastante cómodo sobre la alfombra de la habitación pintada de rosa pastel y decorada con figuras de muchas hadas y colores brillantes; de vez en cuando miraba por debajo de sus pestañas la figura de su amigo ir de un lado para otro cuando cruzaba el pasillo, incluso sus pisadas parecían agrietar el suelo y las paredes dejando claro cuan molesto estaba.

— ¿Por qué está tan molesto el tío KiBum? —los ojos miel de SooJin lo miraron por sobre el hombro con preocupación; el castaño tomó suavemente su cabeza para hacerla mirar hacia el frente.

—No le hagas caso, él solo...ha pasado un mal día.

Un mal día era decir poco, más bien la semana fue terrible.

La noche que regresó cojeando del trabajo fue duramente interrogado por lo sucedido, al no ceder la verdad tan fácil como esperaba su amigo terminaron discutiendo hasta pasada las cuatro de la mañana. SooJin se había levantado, llorando desconsolada y rogándole a ambos que se detuvieran, se lanzó a los brazos de TaeMin, llorando sobre su hombro; cuando el castaño miró a su amigo suplicando que pararan porque francamente lo único que desea era tirarse a la cama y dormir, se encontró con una absoluta negativa, era obvio que no había creído en las mentiras que usó para persuadirlo.

Pero de ninguna manera iba a decirle lo que sucedió con MinHo, no tenía fuerzas ni ganas de revivir cada palabra dolorosa que se había clavado en su corazón.

"Ni creas que te vas a salvar de esta"

"Por favor..."

"Por favor nada, ve a dormir, pero continuaremos con esto, te lo prometo"

KiBum intentó hacer que hablara, pero no pudo, TaeMin se cerró por completo hasta el punto de evitarlo y hablarle solo en las tareas meramente necesarias o elementales. Y por eso es que estaba molesto con él, soltando chispas por dónde quiera que fuera.

TaeMin dio un respingo cuando el grito de KiBum se escuchó por toda la casa, parecía que una olla de la cocina calló y aterrizó en los pies del chico. Sin embargo no hizo nada por levantarse, prefirió seguir acomodando el listón rojo sobre el cabello dorado de su pequeña.

— ¿Qué le pasó el tío KiBum...papi?

SooJin giró su angustiado rostro hacia su padre, quien lo único que hizo fue sonreír tristemente—. Él está bien...tan solo —cortó sus palabras al sentir una presencia oscura cerca de ellos, cuando alzó la mirada se encontró con los ojos llenos de ira de su amigo.

—Amor juega un rato con tus muñecas, ¿sí? Cuando la cena esté lista te llamo.

La pequeña lo miró dudosa un instante, al cabo de unos segundos asintió con una sonrisa—Sí papi.

TaeMin besó la frente de su hija y se levantó lentamente, pasó sin mirar a KiBum, caminó el largo pasillo hasta llegar a la cocina dónde vio una olla boca abajo en el rincón más olvidado de la pieza.

Soltó un largo y pesado suspiro, fue por la olla y la dejó sobre la loza.

—TaeMin...

—No ahora —sentenció.

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