Capítulo 5: Un maldito cobarde.

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Seguía soñando con él, sostenían una desagradable conversación...pero al final...ellos simplemente terminaron diciendo solo dos palabras...

Los ojos de TaeMin se abrieron de par en par como si hubieran sacudido la habitación, como un terremoto derrumbando todo a su paso. Se incorporó quedando sentado en medio de su cama, mirando al derredor, como buscando algo...a alguien.

"Solo fue un sueño"

Se repetía con convicción. Cubrió su rostro con una mano, controlando su respiración y latidos acelerados.

"Sí, solo fue un sueño..."

Pero, ¿por qué no estaba realmente convencido de ello?

De la nada, así como cuando despertó, incorporó medio cuerpo, quedando sentado, con la mirada un tanto turbia y mareado; miró su atuendo, se dio cuenta de que vestía igual que cuando salió del trabajo la noche anterior, supuso que apenas llegó a la casa fue directo a la cama y no supo nada más de mundo. Y así como las ideas vagan en el subconsciente y aparecen de la nada, recordó algo sumamente importante.

"¡SooJin!"

Bajó de la cama tan rápido que casi cae de bruces al suelo, apenas sus manos rozaron el marco de la puerta para tomar la perilla de la contigua y entrar ahí, aliviándose cuando miró a su pequeña dormir tan plácidamente.

A pesar de sentirse ya más tranquilo, todavía estaba un poco desconcertado. Se preguntaba por qué no recordaba cómo es que llegó a su departamento y también como es que su bebe dormía tan tranquila si se supone que la había dejado en casa de sus padres la noche anterior.

—Por fin, creí que jamás despertarías...

La repentina aparición de KiBum lo hizo gritar, miró con reproche a su amigo mientras esté simplemente enarcaba una ceja.

SooJin gimió, rodando por la cama pero nunca despertando. TaeMin agradeció que la pequeña no escuchó sus alaridos, tomó la manija de la puerta y fue cerrándola lentamente detrás de él hasta quedar apoyado de espaldas a ella.

—Me asustaste —le regañó, KiBum bufó.

—Ingrato —se dio la media vuelta y caminó hacia la sala, dónde escuchó al televisor parlotear y el olor a pan tostado y café le llegó a las narices.

El castaño siguió sus pasos, sintiendo como su estómago protestaba por comida mientras más se acercaba al oloroso lugar. Entonces se detuvo, frunciendo el ceño y dándose cuenta de algo.

Él nunca tenía hambre al despertar...no al menos que fuera...demasiado tarde.

Corrió hasta rebasar a KiBum y mirar hacia el reloj sobre el mueble de la sala. Sus manecillas marcaban un 10:30 am en su pantalla.

— ¡Dios Santo! —no, no había manera de cómo llegar a la universidad a esa hora. Sin embargo si sabía con quien desquitarse por ello—, ¿por qué no me despertaste?

Le miró enojado y compungido.

Y KiBum simplemente se encogió de hombros.

—Estabas totalmente bateado TaeMin, intenté levantarte tres veces y lo único que hacías era balbucear cosas sin sentido.

Por alguna razón, TaeMin se sentía perdido. Miró largo rato a su amigo, sentado sobre el sofá, viendo la televisión y bebiendo su café.

—Key —el aludido desvió sus ojos oscuros a TaeMin—, yo...no recuerdo cuando me fuiste a buscar al restaurant, ni tampoco cómo es que pudiste subir conmigo hasta aquí... —hizo una leve pausa, colocando en orden los pocos acontecimientos de la noche pasada—, se supone que debías llevarme con mis padres...ahí pasaría la noche con SooJin...

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