Proposiciones

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"¿Cuántas veces has visto al cielo deseando ver pasar una estrella fugaz para pedir qué llegue tú amor verdadero? Puedes desear encontrarlo, pero en realidad siempre será al revés. En el momento en que menos lo desees, ¡ese será el momento preciso en el que él destino te sorprenda! Así que, simplemente siéntate a esperar"

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-¿Cuántas veces has estado en Toronto? –Alejandra me preguntó con un sincero interés mientras bajábamos del avión.

Nos habíamos despedido de Pedro y Louise; y como era de esperarse, Louise había lanzado su última carta con Alejandra; aún me causaba gracia el hecho de que en frente mío le hubiera dicho: prefiero a las morenas.

-La verdad, nunca he venido. He pasado toda mi vida en Vancouver, ya sabes, no todas somos algo millonarias o disponemos de tiempo para viajar –le dije riendo y ella hizo lo mismo, estábamos felices.

-Bueno, entonces al parecer es tu primera vez... ¡Esto será interesante! –su cara de pícara y su hermosa sonrisa lo decían todo. Por un momento me pregunté qué era lo que en realidad había pasado por su cabeza, la idea me alborotaba los sentidos.

Caminábamos fuera del hangar, este era tan hermoso y pulcro como el primero, aunque quizás un poco más amplio; el avión ya de por sí se veía algo pequeño dentro de él.

Íbamos de la mano, dábamos toda la impresión de ser novias. Salvo el pequeño detalle de que ella iba vestida para un picnic y yo para un coctel de media noche. No pude evitar sonreír y mi niña atenta de inmediato se dio cuenta dedicándome una mirada intrigada, seguí riendo como tonta, ella sólo me miraba en silencio.


Podía ver sus ojos brillar casi imperceptiblemente y las comisuras de sus labios curvarse, sentí mi corazón hacerse pequeñito, esa típica sensación que te da justo cuando te obsequian el mejor regalo que podrías recibir, eso que deseaste toda tu vida.

Corría un viento helado y hacía mucho frío. Ahora entendía la vestimenta de Alejandra, empecé a tiritar; ella soltó mi mano y pasó su brazo por mis hombros, su chamarra estaba fría pero no me importaba, la tenía más cerca de lo normal. Pasé mi mano por su cintura, ¡esculpida y deliciosa cintura!, para acercarme más; sentía su olor y su calor irradiar de su pecho, era delicioso y me encantaba...

-¿Mucho frío? –su voz sonaba preocupada, su tono intrigado.

-No mucho, aunque debo de admitir que el clima está muy helado, supongo que debe de ser época de frío en este lado del país –traté de sonreí pero mi tono fue lastimero. En realidad hacía mucho frío, empezaba a tiritar más de lo normal. Sentí el brazo de Alejandra apretarme con más fuerza, me sentía tan bien muy aparte de que me estaba congelando.

Sin Fronteras (Loving without an Ending) #lgbt #LesbianasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora