Capítulo 17: En realidad nunca te fuiste.

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La casa que habitaba la familia Choi era un casa grande, no tanto como una mansión pero lo suficiente para alberga a toda la descendencia actual, se situaba a la entrada del centro de Jeonju, aquí siempre había gente, pero era relativamente tranquilo. Cruzaron la reja de madera y caminaron hasta la entrada con las pequeñas bolsas donde cargaban sus pertenencias. Solo se quedarían el fin de semana, así que no tenía sentido cargar mucho.

MinSeok tocó la gruesa puerta de madera, un minuto más tarde YunGyeom se asomó y una sonrisa se formaba en su boca.

— ¿Pero mira nada más lo que trajo el viento?

El hombre tiró de sus hijos y los apretó hasta donde sus brazos le permitieron, después fijó su mirada en LuHan quien permanecía de pie al margen de todo, dándole espacio a la familia. Pero su espacio personal fue invadido por un apretado abrazo que lo hizo soltar su bolsa de viaje al suelo.

—Señor Choi...esta asfixiándome —su voz sonaba realmente ahogada.

—Lo siento muchacho, olvido que eres más delgado que mis hijos.

—No se preocupe —seguramente estaba adolorido pero no parecía importarle, a él le gustaba ser abrazado de esa forma.

—Vamos, su madre esta atrás en el jardín haciendo Dios sabe qué.

Los chicos dejaron sus bolsas a un lado en el pasillo, siguieron al hombre por el corredor hasta la parte trasera, cuando se asomaron una pequeña mujer con un sombrero en la cabeza arrancaba la yerba mientras platicaba con una chica morena que cargaba a un bebé.

Yuri, la esposa de su primo Siwon.

Cuando ambas mujeres se percataron de su presencia, más sonrisas los recibieron. Su madre, se levantó del suelo y fue directo hacia ellos, abrazándolos a todos, acariciándolos y besuqueándolos, esto era casi como un ritual, la familia Choi se decía cuando se amaban con abrazos de oso.

Terminando los apretones, MinHo pidió un momento a solas con sus padres, estaba ansioso por hablar con ellos, pero Siwon apareció y otra ronda de abrazos se hizo, diez minutos más tarde ya los tenía a los dos en las sillas del jardín.

—Te vez radiante —Hye, su madre, le acarició la mejilla con ternura.

—Ha pasado algo, ¿cierto? —continuó su padre, había mucha curiosidad en su tono de voz.

MinHo asintió con la cabeza, esperanzado porque lo que estaba a punto de decirles no terminara en suficientes regaños y terminara rompiendo la felicidad de su llegada. Solo iba a contarles lo necesario, porque ellos tenían que saber, y sea cual sea la respuesta, no abandonaría su segunda oportunidad con TaeMin.

—Madre, ¿recuerdas al chico castaño que siempre confundías con una chica?

*

LuHan acababa de instalarse en la habitación de huéspedes, no había mucho que desempacar, arrojó su bolsa en la cama y se dirigió hasta la ventana, desde el segundo piso observó a MinHo charlar con sus padres, una sonrisa se extendió al verlo agitar las manos de un lado a otro, seguramente queriendo enfatizar un punto, soltó un suspiro apoyando la frente en el cristal de la ventana.

—Se dará cuenta algún día —dijo una voz detrás de él, no necesitó voltear, ya sabía quién era.

—No sé de lo que hablas ­—su aliento formando humedad en el cristal.

—LuHan, no es sano que estés sintiéndote así por algo que nunca vas a conseguir.

MinSeok se acercó despacio hasta quedar de pie a su lado, mirando a su hermano menor, frunciendo el ceño por algo que dijo su padre.

Cuando te encuentreWhere stories live. Discover now