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Una tarde, después de haber pasado una semana sin verlos, decidí caminar hacia la casa de mis tíos para ver qué andaban haciendo mis primos. Los cuatro habían preparado un almuerzo especial, porque la novia de Bastian vendría a conocer a sus padres. Ellos se veían entusiasmados, incluso Larisa había preparado el álbum de fotos de su hijo recién nacido para avergonzarlo en frente de la muchacha.
En cambio Nanny tenía otros planes para luego del almuerzo: saldría con Julio.
Samuel y Larisa saltaron de emoción al saber que su hija mujer estaba saliendo con un chico. No veían la hora de conocerlo.
Nuevamente me sentí mal. Todos estaban mejorando, todos cumplían sus metas. Casi ni parece que mamá murió.
Casi ni parecía que sentían su ausencia.
Y eso me dolió también.
¿Por qué el mundo es tan mierda? ¿Por qué todo es tan injusto?
Creo que estoy viviendo lo que me merezco, me lo merezco todo. El karma me está matando.
Inclusive me dieron ganas de averiguar sobre la novia de Bastian, ¿quién carajos era? ¿Desde cuándo viene a nuestro colegio?
Lo único que sé es que se llama Carla y entró como estudiante nueva en el último trimestre. Admito que hubiera hecho lo posible para tenerla antes que mi primo, la muchacha era realmente atractiva.
En ese entonces había salido a caminar un rato para despejar mi mente así luego seguiría persiguiendo a mi prima para saber cómo le iba yendo con aquel chico que la trataba de una forma que jamás antes alguien lo había hecho.
Ése hubiera sido Lucas, sin duda. Pero yo la cagué.
A veces las cosas pasan por algo.
Mastiqué un poco de chicle y luego absorbí el tabaco de un cigarrillo. Lo arrojé al suelo, lo pisé y observé hacia la derecha.
A lo lejos, ahí estaban: Nanny y Julio de la mano.
Me pregunté qué hubiera hecho Lucas al verlos así.
Caminé sigilosamente entre los árboles y me escondí detrás de uno de ellos.
— Gracias por invitarme. —Le dijo Nanny con un tono de voz seductor.
—Gracias por hacerme tan feliz. —Le contestó él tomándola por la cintura.
—No puedo creer que estoy viviendo esto… es muy… hermoso.
—Digo lo mismo, Nanny. Sos la historia más linda.
—Y vos el músico poeta más profundo.
—Eso puede sonar mal. —Rió.
—¡Ey! —Nanny golpeó su hombro—. Solamente te estaba haciendo un cumplido.
Ambos rieron.
—¡Sabía que ibas a reaccionar así!
—Mentira.
—¿Y si hago esto? —Julio tomó el brazo de mi prima, la atrajo hacia él y la besó de repente.
Por un momento sentí que estaba mirando una tele novela fantástica.
Se veían muy bien juntos.
Él había acariciado la mejilla de ella cuando apenas rozó sus labios. Ella lo observó deseosa por un momento y se abalanzó hacia su boca para besarlo aún más. Él la abrazó fuerte, ella también. Los dos se veían enamorados.
