Capítulo 17

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Nanny

Cuando desperté vi que me encontraba en mi pieza, las ventanas estaban tapadas con cartón y diarios y a mi lado había una silla con un tacho de pintura fresca. Me destapé, me puse de pie y caminé hacia el baño. Todo se veía tranquilo, casi podía sentir que todo lo que nos pasó fue un sueño, pero no.

Cuando bajé a desayunar vi a una mujer delgada, con un pañuelo rojo con lunares blancos sobre la cabeza. No tenía cabello, estaba pálida pero sonreía.

Sonreía.

—¡Tía! —Corrí a abrazarla—¡Estás en casa!

—¡Hermosa, sí, sí! —Ella acarició mi nuca y me apretujó hacia su pecho—me dieron el alta, ¿Viste? Ahora voy a poder verlos todos los días y vamos a pintar mucho.

Ella secó mis lágrimas y le devolví la sonrisa. Bastian se acercó y acarició mi espalda como gesto de apoyo.

Esto era todo lo que necesitaba para sentirme bien.

Durante las siguientes horas, Bastian y yo tuvimos una charla con nuestra tía favorita. Le contamos todo lo que nos había sucedido en los últimos días y ella agradeció a Dios por haberme recuperado. Nos hizo unas cuantas preguntas pero le aseguramos que no queríamos que se preocupara… No lo logramos, pero al menos confió en nosotros; le prometimos que Omar iba a hablar con ella ese mismo día y que todo se iba hacer justicia.

Lo prometimos.

El timbre de casa sonó, era Mariana con un bizcochuelo en la mano.

—¡Nanny, me dijeron que estuviste enferma!

—Sí, eso creo. Pero estoy mejor, logré recuperarme —sonreí— ¿Tomamos algo?

—Me encantaría, traje una torta para compartir… ¿está tu hermano?

—Sí, pasa…

—¿Está tu tía?, también me enteré que ella… bueno.

—Sí, pero está con nosotros, le dieron el alta.

Mariana caminó a mi lado y nos acercamos hacia la cocina. Charlamos junto a ella por unos minutos mientras Bastian se dignaba a llamar a Omar para saber dónde estaba; a pesar de que nos odiara, teníamos que encontrarlo esté donde esté para que hable con Laia y se entere de toda la verdad.

Cuando acompañé a Mariana a la puerta, ella me dijo: — ¿Están buscando a Omar? Yo lo vi hace unos minutos.

—¿En dónde? —pregunté curiosa.

—Estaba en la plaza, con unos amigos. Y creo que fumaban algo, no estoy muy segura qué era.

—¿Cuántos eran los que estaban con él?

—Mmm… ¿Unos diez? Creo.

—Gracias, ahora tenemos que ir a hablar con él. Gracias por venir Mar, tu torta estuvo muy rica.

—De nada Nanny, así que ya sabés; yo estoy para escucharte, si necesitas ayuda yo voy a estar. —Ella besó mi mejilla y luego me abrazó.

—Gracias, en serio—le agradecí nuevamente.

—Por nada, cuídate.

Mar se llevó un mechón de pelo por detrás de la oreja, sonrió y luego se esfumó. Bastian apareció en la sala y se apresuró a comentarme que Omar no contestaba en el teléfono y que Lucas nos pidió que fuéramos a su casa enseguida. Lo pensé dos veces, porque no quería dejar sola a nuestra tía que aún necesitaba de nuestro cuidado; pero papá y mamá llegarían en treinta minutos, así que no tardé en decidirme.

Pájaros en el techo (basada en hechos reales)Onde histórias criam vida. Descubra agora