Capítulo 2

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2.

Después del almuerzo, durante la tarde, Nanny se preparó un café y decidió tomarse la tarde completa para la lectura. Agarró el libro que estaba leyendo últimamente, “El diablo se viste de Prada” y se echó sobre el sillón.

El ambiente de la sala era musicalizado por Bastian, quien practicaba en el contrabajo. Nanny amaba cada vez que él lo hacía.

Y así era el instrumento, tan elegante, fino e increíble como él.

Omar se acercó caminando impaciente con el cabello alborotado y la camisa abierta y se tiró sobre el sofá, al lado de Nanny. Largó un bufido cuando ésta lo miró confundida.

—Estoy aburrido, esta casa me está matando… y ustedes no hacen nada divertido, son unos

—¿Unos qué?—Nanny lo miró de reojo, elevando una de sus cejas.

—Aburridos, eso es lo que son —sonrió nervioso—. Salgamos, ¿Qué les parece? Después de estos cinco años me gustaría dar una vuelta por la ciudad… extrañaba demasiado Buenos Aires… ¿Ustedes no me extrañaron?

Bastian deja de tocar aquel instrumento de orquesta, camina hacia la biblioteca y saca un libro al azar, sin decir una palabra.

—¿Y, qué dicen?—insistió.

—Estoy ocupada, Omar. —Dijo Nanny, desinteresada.

—Dale, vamos…

—Yo también primo, tengo que practicar mucho. —Agregó Bastian, pasando rápidamente las páginas de aquel libro.

—Bueno, está bien. —Omar se levantó con las manos en el aire y luego suspiró—. Me voy a dar una vuelta yo solo… no me esperen.

Los ojos de Nanny se clavaron en la campera de cuero que llevaba su primo, vio que se levantó, caminó hacia el pasillo y desapareció detrás de la puerta.

Bastian mira a Nanny con una sonrisa cómplice y le dice: —¿Partida de Call of duty?

—¡Sí!

Su hermana saltó de repente y arrojó el libro sobre la pequeña mesa ratonera, se sentó al lado de Bastian y agarró un Joystick en su mano.

—Bastian, ahora que Omar se fue… ¿No le sentiste un olor raro?—comentó Nanny, mientras el juego se cargaba.

—¿Olor raro? ¿Del olor a pucho me estás hablando?

—Sí, ése mismo… el olor a cigarrillo.

—Em… no, ¿por?

—Porque ahora lo veo a Omar y no lo reconozco, está cambiado. Igual más que olor a cigarrillo, para mí que éste le da al porro.

—¿Y viste la cara de la tía Susana?—cuchicheó Bastian, entre risas. Nanny se echó a reír.

—¡Se parece a la bruja cachabacha, es igualita! —agregó la muchacha entre risas.

—Menos mal que la tía no está y se fue a buscar trabajo, ¿Vos decís que va a conseguir alguno?—preguntó su hermano, iniciando la partida.

Nanny abrió sus ojos grandes como platos y una vocecita de un niño de diez años le habló a la cabeza.

“Nanny, mi mamá no tiene trabajo”.

Ella tragó saliva.

—Sí, espero que la tía consiga trabajo… no queremos tenerla todo el día acá jodiendo, ¿No?

—¡No, por favor, es insoportable! Odio cuando sus labios gigantes me besan y babean mi cara… es una asquerosa.

Nanny rió ante aquel comentario.

Pájaros en el techo (basada en hechos reales)Where stories live. Discover now