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No te duermas, Kat, ni se te ocurra dormirte...

Esas dos mujeres habían estado explicando durante media hora la prueba, y creo que había atendido los dos primeros minutos.

¡Se puede dormir despierta y de pie! ¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede!

Gabi me propinó un leve codazo.

—Despierta, chica lista.

—Estaba soñando ya con Di Angelo, idiota. —susurré con molestia. Si es que los chicos a veces son idiotas, de verdad.

—Y eso es todo. —concluyó una de las dos monitoras.— ¡Suerte, niños!

La otra se limitó a mirarnos, y las dos se marcharon por donde habían venido.

—Ni que tuviera cinco años. —comentó Hat rodando los ojos.— En fin.

Los cuatro nos miramos.

—De verdad, no sé cómo vamos a hacer esto. —miró hacia arriba. Supongo que querría ver el cielo, pero era difícil con tanto árbol.— ¡Nos odiamos!

—Yo no odio a nadie por el momento. —dijo mi amiga, luego frunció el ceño.— Excepto a mi cuñada. A esa sí que la odio.

—A mí no me caéis mal del todo. —Gabi se sentó sobre unas raíces que sobresalían del árbol más cercano.— Lo único que pasa es que a veces sois un poco insoportables.

—Eso es justo lo que quería oír. —murmuró Hat apretando los labios.

—Sois vosotros los que creáis el mal rollo. —comenté, y me apoyé en un árbol.— Pero claro, no creo que queráis quedaros mucho tiempo en un bosque discutiendo.

—Naturalmente. —dijo el chico de pelo ceniza.

—Bueno, yo con tal de ganar la discusión... —Gabi le tapó la boca a Hatsumi.

—Sigue contando.

—Trabajamos juntos, cogemos lo que tengamos que coger, terminamos la prueba, ganamos o lo que tengamos que hacer, y listo. —me encogí de hombros.— Me sabe mal no ayudar a mis demás compañeras, pero si debo colaborar con vosotros, lo haré.

Hat arqueó una ceja y se deshizo de la mano de Gabi.

—No me vuelvas a tocar, Gabriel.

—No me llames Gabriel.

—Te llamaré como me salga del... —se calló por la mirada de Riccardo. Uh, debe enseñarme a hacer eso.— Da igual. Hagámoslo.

Alabado seas, Riccardo.

—¿Qué acabo de decir? —miré la copa de un árbol—. Ay, madre. Kat, no vuelvas a pensar eso.

—¿Estás hablando sola? —preguntó Gabi. Riccardo nos miró.

Negué con la cabeza rápidamente, y Hatsumi soltó una carcajada.

—Estaría pensando algo... —le tapé la boca.

—Calladita te ves más guapa. —ella rodó los ojos y le solté.

—¿Por qué hoy todos me tapan la boca?

Gabi soltó una pequeña risa. Uh. Ya tengo forma de vengarme.

—Bueno, bueno —Riccardo alzó las cejas—. ¿Empezamos?

—Oh, sabio capitán —cruzamos miradas desafiantes—, ¡ilumínanos en nuestra búsqueda!

—Hartland, no...

—Callaos ya, me tenéis la cabeza loca. —dijo Gabi alzando la voz. Fruncí el ceño.

—Anda, sí, por favor —comentó Hat—. Parecéis un matrimonio de cincuenta años.

No sabía si responder algo obsceno o dejarlo pasar.
Opté por sacarle el dedo.

Cogí un peto de una caja de cartón que habían dejado en el suelo y me lo puse encima de la ropa.

—Equipo azul —dije con una sonrisa—, me gusta.

—Iquipi izil, mi gisti. —Hat puso los ojos en blanco y se acerco a la caja para coger otro peto.

Eché una ojeada a los dos chicos. Ellos se miraron y asintieron, encogiéndose de hombros.

—Me declaro capitana del equipo azul.

—De eso nada. —Riccardo se terminó de poner el peto y sonrió para sí mismo.

Arrugué la frente.

—Lo siento, soy el capitán del Raimon.

Hatsumi se echó a reír.

—¡Me meo!

–Uy, sí, genial. —bufé.

—Adelante.

Dicho eso, empezamos a avanzar por el bosque.



Es súper corto. Perogracias, Marina, por sacar un rato para escribir antes de la semana llena de exámenes”.
De nada.

Así que eso. Espero que os guste.

Pd: Estuve viendo comentarios.
▪ ¿Riccardo o Aitor? 🌚

Marina.

CCC Tokio [Inazuma Eleven Go]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora