Capítulo 15

Mulai dari awal
                                    

Justina me prestó una de sus camperas de invierno para estar mejor abrigada y nos obligó a salir del cuartel. Yo no quería, estaba totalmente desorientada. Pero ella insistía en que todo iba a salir bien y que no estábamos lejos de nuestra casa.

Agarré la mano de mi hermano y lo sostuve fuerte mientras corrimos por el bosque. Justina corría delante de nosotros mientras su largo cabello bailaba de un lado para el otro. Con cada grito que largaba, nos indicaba para dónde teníamos que ir. Yo solo respiraba forzadamente e intentaba no soltarme de Bastian.

Nuestro escape fue victorioso hasta que una nube de pájaros nos atropelló. Mi hermano cayó al suelo y yo junto a él, cubriendo mi rostro para que las aves no me lastimaran. Los gritos y pitidos de ellos se hacían cada vez más fuertes. Ninguno de nosotros los había visto venir, aparecieron de la nada como si hubiesen visto a un monstruo.

Cuando todos se habían ido lejos, Justina nos ayudó a levantarnos. Ella tenía la mejilla derecha recién rasguñada. Supongo que fue uno de ellos.

—¡Rápido, tenemos que irnos! —ella abrió la puerta del coche de papá y obligó a entrar a Bastian en el asiento del conductor. Luego se sentó al lado de él y yo en el de atrás.

No puedo creer que Bastian haya traído el auto, es un genio.

Llegamos a casa. Justina salió corriendo justo antes de que entráramos y se nos hizo imposible detenerla, ya que papá y mamá vinieron corriendo a abrazarnos.

—¡Pero qué les pasó! ¡Por qué se fueron así sin avisarnos! ¿Qué fue lo que le pasó a las ventanas de la pieza de Nanny? —Ambos tenían miles de preguntas para hacernos, sus rostros se veían bastante preocupados.

—Estamos bien mamá, solamente salimos a pasear con Nanny. —contestó Bastian.

—¿Y qué fue lo que le pasó a tus ventanas, Nanny? —me preguntó Samuel.

—Estaba tomando una siesta hasta que… bueno, sentí un temblor y se rompieron. —¿Un temblor? ¡Pero qué estúpida soy! ¿Algo mejor no se me podía ocurrir? No sé mentir, soy pésima.

Claro, y en Buenos Aires se produjo un temblor y en las noticias no dijeron nada.

—¿Un temblor? —Mis padres cruzaron miradas—. Pero estás bien, ¿No?

Asentí.

—Muchachos, la próxima tienen que avisarme cuando salen, ¿Me escucharon? —nos advirtió papá.

—Sí, no se preocupen. —contestó mi hermano.

—Chicos, vengan por favor. —Mamá nos tomó de la mano y nos dirigió hacia el comedor. Su piel estaba fría y su rostro no había cambiado para bien. Seguía preocupada y triste como hace cinco segundos atrás. —Con su padre nos asustamos cuando no los vimos adentro de la casa, mucho más cuando vimos esos vidrios rotos y el pasto quemado en el jardín. Cuando su padre me avisó que su auto no estaba, supuse que se habían escapado. No lo sé, pensé que unos ladrones habían vuelto a entrar y…

—Y ahora sabemos que están bien y que no pasó nada malo. Arreglaremos los vidrios cuando podamos, eso es lo de menos. —Samuel la interrumpió.

—Sí, bueno, creo que me fui a las ramas y no estoy llegando a lo que en verdad les quiero decir. —Mamá apretó fuerte nuestras manos y nos miró a los ojos. Estaba llorando.

—¿Mamá, por qué llorás? Estamos bien, no nos pasó nada, en serio. —logré decir.

Ella negó con la cabeza y suspiró.

—Chicos, mis niños… su tía Laia está internada en el hospital. El doctor nos dijo que padece de leucemia y que necesita un cuidado sumamente delicado. Ella no está bien.

Pájaros en el techo (basada en hechos reales)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang