Capitulo Especial.

742 68 9
                                    


—Te amo tanto, mi amor –susurró, trazando dibujitos de mariposas, pecesitos, florecitas en el cachete de su novio, suspiro una vez más, pensando que quizá ya se había dormido.

De repente el morocho levantó su cuerpo sobre sus codos y esta vez fue él quien sento a su niño a horcajadas de el.

—¿Que has dicho? –murmuró, tan pacito que sus narices por poco se acariciaban.

El menor se acomodó un tanto hacia atrás para poder verle mejor a los ojos pero el morocho rápidamente empujó su cuerpo al estado anterior, incluso haciendo más contacto físico que antes, generando nerviosismo en el menor de tan repentino acto.

—Repítelo –quería escucharlo, no se cansaría de desear esas palabras por toda su vida–, por favor.

El menor descanso sus brazos sobre los hombros del mayor, y mirando fijamente a sus labios que en ese momento estaban a unos cuantos milímetros de tocarse, le dijo con desespero.

—Que te amo tanto, tanto, tanto.

Apenas fueron mencionadas dichas palabras el mayor cerró sus ojos, necesitaba tanto escucharlas en ese preciso momento.

Sus labios amenazaban sentirse con tanta necesidad.

—Yo te amo aun mucho más, bonito –murmuró poco antes de que el menor cayera rendido contra sus labios, saciando su necesidad.

—Quiero volver a escucharlo, por favor –le pidió con timidez.

—¿Que te amo?

El mayor asintió con tanta necesidad.

—Mejor te lo demuestro –decidió sin pedir su consentimiento–. He dicho que te amo demasiado que ya perdí la cuenta de cuánto te amo, que me encantas y que eres lo mejor que me ha podido llegar a pasar, que sin ti me encontraba en un camino oscuro y perdido tan profundo que siquiera recordaba que era tocar la luz pero de repente, un muchachito bonito, abrió la puerta de su casa una noche que en realidad no quiero recordar porque en cuanto vi tus ojos supe que en ellos me perdería el resto de mis días que vendrían contigo y me harías el hombre más feliz del mundo al dejarme verlos cada vez que amaneciesen, o como esas pequeñas pupilitas se dilataban extremadamente que sentía que pronto explotarían cuando mencionaba algo que te encantaba, o que mejor comparación que en ellos puedo perderme en el reflejo de las estrellas todas las noches que pasarías conmigo incluso justo como en la que estamos ahora, o simplemente cuando vi esa pequeña sonrisita tímida, que no sabes cuantas inmensas ganas me entraron de querer descubrir las mil formas en las que podía generar esa preciosa sonrisita que hacen tus cachetitos parecer explotar –acaricio su mentoncito perdido en estos precisos dientesitos y esos labios que hacían una curva perfecta que finalizaban en unos cachetes regordetes contenidos de pura felicidad–, es que llegaste a mi vida y mi mundo gira en torno a ti bebe, no sabes cuánto daño me harían si te llegarán a alejar de mi vida, incluso de mi lado así sean por unos segundos, ya me acostumbre a ti, ya me adapté a ti y así es como lo quiero el resto de mi vida –seco una pequeña lágrima que rodaba en su pequeño y rosado pómulo, el mayor sonrío y agacho su mirada, negando con una inmensa sonrisa en sus labios, no podía creer el amor tan inexplicable e infinito y tan jodidamente inmenso que sentía por el, ni el mismo lograba descifrar y ordenar muy bien sus sentimientos tan grandes por este niño, ni absolutamente nada de lo que le hacía sentir con tan solo una mirada–, ¿sabes lo estupido que me tienes ahora? –bufo, riendo y negando, sus ojos se cristalizaron–, simplemente el saber que estás respirando y estás feliz no sabes cuánto me hace bien, no te obligaré a algo que no quieras, tú decides y yo respetaré, así me duela en el alma respetaré tú decisión y te seguiré amando en silencio por toda mi vida, Niall Horan –se detuvo por unos momentos, tomando una fuerte bocanada de aire para no perder el equilibrio y la conciencia y no terminar desmayándose allí mismo frente al hombre que le hacía palpitar el corazón a mil por hora–, yo-uhm –miro hacia abajo, encontrándose con sus dedos que revoloteaban con nerviosismo y ansiedad de lado a lado, su sangre corría con tanta adrenalina que nunca en su vida pasada pudo sentirla como lo hacía en las carreras de motos, o cuando consumía grandes sobredosis, ese niño lo volverían un loco desquiciado de amor, bueno, ya lo era–, tú, uhm, quieres, um –se detuvo, respirando con fuerza, ¿que le sucedía? ¿Porque no podía hablar bien? Se auto pego una cachetada internamente y prosiguió a sacar algo del bolsillo trasero de su pantalón, el menor curioso quería ver que tenía entre sus manos, al ver semejante curiosidad el mayor sonrío sin poder dejar de reflejar sus nervios en ella pero sonrío como nunca. Una preciosa cajita pequeña forrada en un suave gamusado vinotinto, donde encima de este pequeño cofrecito estaban muy bien trabajadas unas hermosas letras cursivas con las iniciales de sus nombre N&Z en color plateado, aún no quería levantar sus ojos de este hermoso detalle que les cambiaría la vida por siempre, trabaja muy duro en controlarse internamente para no caer al piso del miedo, por lo general el siempre huía cuando se sentía así, pero ahora, era cosa completamente distinta y más cuando su nenito había entrado a su vida–. ¿Niall James Horan, mi pequeña y linda maripositaambos sonrieron tan grande que sus ojitos se achinaron– te quieres casar conmigo?

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora