Treinta y nueve.

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(hot)

Se escucho un suave portazo. Malik alzó la mirada recostado en su sillón y observo las manesillas del reloj gigante que había frente a el colgado a una pared, anotando las 5 de la tarde.

Como era tarde de invierno parecían empezar las siete de la noche, haciendo de un día apagado y triste, pero afortunadamente la casa tenía calefacción y estaba calentito y no muerto del frío. A su lado tenía una pequeña mesita de noche donde se encontraba una lámpara de tamaño mediano, bastante moderna, iluminando el lugar con una luz tenue.

Su nenito solía llegar a las ocho y salir a la cuarto de la tarde, del instituto. El siempre estaba ahí para recogerlo, pero esta vez se había largado después de haberlo dejado empalmado en el baño, de verdad se encontraba muy decepcionado e invadido de celos por haberlo visto hablar esa mañana con Tomlinson.

Pero su pregunta era, ¿porque demonios llegaba una hora pasada?

Su mente enfermiza de celos no dejaban oxigenar su cerebro, invadiendo su mente de películas y escenas dramáticas, lo que el no sabía es que era lo más lógico que llegara tarde, ya que como el no estuvo allí para recogerlo a tiempo, a lo mejor tuvo que esperar siglos para coger transporte, congelando su culito por las frías calles.

Alejo el delicioso cigarro de sus labios al escuchar la madera crujir por los pequeños pasos de su niño acercándose a él. Se detuvo una vez estaba a su lado, sorprendido de ver a su novio recostado en un sillón de cuero, bastante cómodo mirando cómo caía la nieve por un ventanal y haciendo...

—¿Donde estabas? –se atrevió a hablar primero, su voz irradiaba celos.

—Y-yo estaba-

—¿Porque tanta demora? –lo callo de golpe. Niall trago saliva con fuerza.

Odiaba la idea de pensar que se había quedado hablando con Louis a la salida porque oh, se veían tan bonitos juntos hablando maricadas.

—E-estuve esperándote y-y no te v-

—No me dejaste de otra que pensarte demasiado y terminar en estas –alejo su mano derecha de su pelvis y bajo su mirada, guiando a Niall para que observase lo que le estaba enseñando.

Su polla firmemente elevada apuntando hacia el techo, gruesa, sus venas brotaban y su glande brillaba. Mh, delicioso.

—Ven aquí, bonito –dijo con dulzura, sin cambiar su semblante, mirándolo de repente, sus ojos oscuros y perversos estremecieron el alma del menor entrecortando con facilidad su respiración–. Ven, quiero sentirte profundo –ordenó, invitándolo a ponerse sobre sus rodillas frente a el–. Hazme regar todo mi semen por tu linda garganta  –gruñó.

Niall tímidamente y un poco asustado se acercó a su novio, no fue ni siquiera capaz de descartar su maleta, solo fue a el como si estuviese hipnotizado, cabizbajo con los hombros encogidos.

—¿Quien te ha traído? –preguntó de repente, una vez que ya tenía al rubiecito en frente suyo.

Quería verlo directamente a los ojos a ver si podía sostenerle la verdad.

—L-louis quiso traerme pero le dije que n-no –tartamudeo, sonrojado bajo la pesada mirada del morocho encima suyo–, y el transporte no pasaba así que-que me vine caminando –bajo su mirada y cerró sus ojitos, sientiendose pésimo por haberle fallado a su moro–, lo siento mucho, mucho, mucho –dijo hipando mientras hacía pucheros.

Zayn quedó atónito. Era demasiado inocente, perfecto y precioso. Parecía un bobo mirando fijamente cada mínima expresión que su nene hacia. Quizá había sido un poco duro con el.

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora