Cuarenta y cuatro.

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Agarro su manito moderadamente fuerte, sosteniendo junto a su valentía, todo sus temores y miedos al ver que el pánico que había agarrado cuando el avión estaba próximo a despegar el suelo. El rubiecito dirigió su mirada a los aquellos ojos mieles que le hacían perder la noción del tiempo, en busca de una respuesta o algo parecido para sus oídos que hiciesen calmar y ordenar todos sus nervios.

—Yo-uh-¿podría sentarme en tus piernas? –preguntó cabizbajo, sonrojado por dicha pregunta tan atrevida.

Solo quería una aprobación, la necesitaba ahora mismo o sus piernitas y su pechito no dejarían de temblar con tanta fuerza.

—Me encanta esa idea –sonrió de medio lado, calmando a Niall por unos momentos–, pero dudo que nos dejen –dijo, mirando las azafatas que se encontraban por los pasillos abrochando y asegurando los cinturones.

—Oh, sé que está mal –cerró sus ojitos, sientinedose muy mal y culpable por lo que estaba pensando, eso no se debía hacer, niño malo–, estoy muy asustadito –murmuró aún con los ojos cerrados, encogiéndose contra su propio cuerpo ahora pareciendo una bolita de uva pasa.

Oh, Zayn murió una y mil veces más de ternurita.

—¿Sabes que podemos hacer? –preguntó el mayor, sabiendo que con esa pregunta los oídos y los sentidos del menor despertarían con emoción, en señal de una aprobación u otra idea de que si lo dejarían sentarse en las piernas de su novio.

Niall abrió sus ojitos al tope, sin aún dejar de sacudirse con fuerza.

Miro a Zayn atento, quien miraba a sus lados la presciencia de cinco azafatas molestas, pero gracias al mundo maravilloso, ya todos los pasajeros se encontraban asegurados y ninguna mujer se encontraba allí pendiente, ellos eran la última cabina así que en segundos el avión despegaría y por muy mala idea y arriesgado que sonaba eso, el morocho decidió tomar el peso de la responsabilidad en sus manos y hacerle caso a su niñito, aunque después de todo era un vuelo bastante seguro, donde no sentirían ni el más mínimo cabello moverles, así que no pasaría ningún trágico accidente ni nada por el estilo.

Zayn rápidamente desabrocho su cinturón y levanto el descansa brazos que hacían una odiosa y fastidiosa separación entre su bebito y el— Ven aquí, amor –dijo Zayn rápidamente, señalándole su regazo, el menor rápidamente gateo hacia su regazo, sintiéndose agustito y lo más contento por estar allí en parte, y por otro lado, se sentía lo más de seguro entre los brazos de Zayn, quien había estirado el cinturón y abrochado sus dos cuerpecitos juntos.

Prepárese para el despegue. Ordenó el piloto.

Zayn miro a Niall, asegurándose de que se encontrase tranquilo y a gusto, quién parecía una garrapata aferrada al mayor rodeando su cuello con sus bracitos.

—Estarás bien, bonito, no pasa nada –acaricio su pequeño mentoncito con su dedo índice, haciendo fricción sobre su pielecita como si fuese de porcelana.

Sonrío en sus adentros y apretando sus bracitos sobre su nuca, ladeo su cabeza depositándola sobre el hombro y el hueco del cuello del mayor.

El despegue fue un éxito y como Zayn lo suponía, no sintió movérsele ni un solo cabello, era un monstruo muy seguro.

Una vez en el aire, el mayor miro hacia abajo, tratando de ver la carita preciosa de su niño bonito pero sin poder conseguirlo, había enterrado mucho su rostro entre su cuello y ahora parecía muy a gusto allí, comenzaba a pensar que lo de los nervios había sido actuando solo para quedarse dormidito y calentito entre los brazos de su novio, oh, pero que niño tan mimado y consentido lo tenía.

—¿Estás bien, mi bebito? –preguntó preocupado, rogaba por qué no se hubiese desmayado o algo parecido, quién asintió entre una pequeña sonrisa curvada, dicho esto, se restregó más contra el cuerpo del mayor, sintiendo su alma llenarse y completarse.

Y por tantas cosas que pensara el morocho, también le encantaba la hermosa y perfecta cercanía que estaban haciendo sus cuerpos. Suspiro y sonrío como un tonto, depositando su mentón encima de la cabecita de su noviecito y trato de dormir en paz, no sin estar pendiente de agarrar muy bien a su niño entre sus brazos para que así no le pasase nada.

—A-amor –murmuró el menor, de repente.

—Díme, pequeño –dijo, bajando la mirada y tratando de buscar sus ojitos.

Como le encantaba ver sus ojitos expresivos mientras este le hablaba y le contaba anécdotas larguísimas que el nunca se cansaría de escuchar.

—¿Tú papi sabe que, uhm, te gustan los niños? –preguntó como todo un niño pequeño, curioso sin saber ocultar sus nervios.

Al escuchar ese tipo de pregunta, el mayor se tensó.

—¿Mi-mi padre? –preguntó nuevamente aún sabiendo muy bien que de el se trataba la pregunta.

En un leve flash back recordó todas las anécdotas vividas junto a él, lastimosamente, era un caso perdido pensar en eso–. Bueno, el... ¿porque me preguntas esto, amor? –evadió.

Realmente no quería responder ni tocar ese tipo de temas sobre su familia.

—Porque, eh, uhm, mi papi no sabe q-que, em, ya sabes, me gustan los..niños –encogió sus hombritos.

Zayn se incorporó en si, mirando al niño desde un ángulo algo distanciado, admirando sus lindos pucheros. Acarició su mentoncito y suavemente levanto de este con su dedo índice, elevando su triste semblante.

De todas formas, ya le picaban las ansias por querer ver esos ojitos preciosos y brillantes azul cielo.

—¿Y porque no le has dicho? –preguntó con serenidad y dulzura, sabía que ese tema era algo en particular y lo atemorizaban,

él entendía perfecto.

Rápidamente sus ojitos azules buscaron los mieles, tratando de refugiar su temor en ellos.

—¿Te atemoriza pensar en algo así? –preguntó, tomando su manito y acariciando por encima sus pequeños nudillos.

El menor rápidamente asintió, sin emitir palabra alguna evidenciando un rostro asustadizo.

—¿Porque? –preguntó, fingiendo confusión– ¿Que te atemoriza? –pero ya sabia la respuesta.

La misma que él tuvo cuando pequeño y aún la sigue teniendo, no muy grande pero el temor ha disminuido bastantemente, después de todo, ya es una persona independiente y no necesita andarle contando ese tipo de cosas a su padre y esperar una paliza o algo parecido.

—Porque eso no es normal.

—¿Porque lo dices? –sintió un leve punzón en su corazón.

—Bueno, uhm –miro sus deditos jugar entre si–, lo normal es el niño y la niña, así como mi papi y mi mami.

—Y así como tú papi y tu mami, ¿porque no puede ser normal algo como nosotros, tú y yo? –le preguntó, nuevamente obligándolo a que lo mirase.

Tú y yo.

Zayn sonrió, amaba como sonaba eso, amaba saber que Niall se involucraba en su vida y ahora eran uno solo.

Pero Niall seguía temeroso.

Detrás de todo gay, hay un padre duro, y digamos que Niall no era un niño con fuerzas para soportar ese tipo de heridas, ya fueran golpes o palabras.

—¿Quieres saber realmente lo que me dijo mi padre sobre si me gustaban los hombres? –retomó el morocho, optando por un plan para calmar a su nenito, quien asintió frenéticamente con mucho entusiasmo y curiosidad–, no hay problema absoluto en que porque la sociedad te etiquete de la forma que ellos quieren, tú no puedas hacer tu vida al lado de la persona que te haga incluso mejor persona que todos esos ignorantes que ven mal en ver a dos hombres enamorados –dijo, rogando por haber querido escuchar tal cual esas mismas palabras de la boca de su padre, cuando a cambio, recibió una severa bofetada toda la noche, la noche más larga de su vida.

No sabía si hacia bien, o si hacía mal contándole mentiras a su nenito para calmar sus miedos.

—Ahora, si tú te sientes bien con esa persona, ¿porque debe de importarte lo que los demás piensen sobre algo que es completamente ajeno a ellos? –le pregunto, Niall miraba atento y varias dudas e incertidumbres cruzaban por sus ojitos, pudiendo ser captadas por el morocho.

A él le gusta que le partan el CULO | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora