Capítulo 15: Justo aquí.

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—Parece que todo va bien por aquí —escuchó la voz de TaeMin a su espalda, rodeó el sofá, tenía una bandeja en la mano con un plato de sándwiches y un poco de jugo servida en dos vasos grandes y uno pequeño, dejó la bandeja en la mesa de centro, se sentó a su lado, pasando la mano sobre la cabeza de SooJin—. Quedaste preciosa.

—El señor MinHo sabe peinar bien, es tan bueno como tú papi.

— ¿En serio? —dijo con una expresión de sorpresa.

—Siii.

—Parece que tendré competencia entonces ­—miró a MinHo y lo vio sonreír.

—Gracias señor MinHo —se giró y le dio un abrazo, tomándolo con la guardia baja.

TaeMin no dejaba de sonreír y MinHo no paraba de sorprenderse de lo cariñosa que era SooJin con él. Se quedaron un rato hablando, bueno más bien dejando que la pequeña parloteara todo lo que quisiera, comieron ahí mientras charlaban, SooJin no quiso bajarse del regazo del alto, así que comió sentada en las largas piernas de MinHo.

TaeMin no quería que aquello se le hiciera costumbre, pero no quería alejarla de MinHo un solo instante. Pero luego de que los sándwiches se acabaran SooJin fue directo a su habitación a jugar un rato.

Y ellos se quedaron solos en la sala, en vueltos en un silencio incómodo.

—Voy a llevar —señaló la bandeja, sin decir más se levantó, recogió todo y lo llevó a la cocina.

Había huido cobardemente y se recriminó por ello, dejó la bandeja a un costado en la meseta y los vasos y platos en el lavabo, abriendo el grifo del agua el agua fresca resbalaba por sus dedos hasta los trastes sucios.

Quería decirle tantas cosas a MinHo cuando lo vio delante de puerta, pero en cuanto se quedaron solos simplemente no se le vino nada a la cabeza. Se sentía tan tonto.

De nuevo.

Al cerrar la llave de agua sintió calor rodearle la espalda, una mano pasó delante de él tomando la suya, al girar se encontró con la sonrisa de MinHo.

—Déjame hacerlo.

TaeMin tardó en reaccionar, se había perdido en la profundidad de su mirada y en la calidez de su caricia en contraste con la suya, tan húmedo y frío por el agua —No, no. Lo haré yo.

—Por favor, soy el que ha llegado de la nada sin invitación. Al menos déjame hacerlo.

El castaño fue empujado despacio hacia un lado, todavía un poco aturdido por tener a MinHo ahí, en su cocina, lavando sus platos. Inevitablemente la nostalgia hizo su parte recordándole las muchas ocasiones en la que ambos hacían estas tareas tan sencillas, añoraba esos momentos, al mirar como las escenas se repetían en su futuro se dio cuenta que tenía la oportunidad de hacer mejor las cosas.

Y aunque insistía en no acelerar nada, no pudo reprimir el impulso de ir hacia MinHo y abrazarlo por la espalda, tomándolo por sorpresa, lo sintió sacudirse, pero de inmediato se relajó.

—Me alegra que hayas venido —le confesó cerrando los ojos, sintiendo la espalda firme y el aroma masculino de su cuerpo.

MinHo era delicioso, era guapo, era perfecto para él.

Gimió con desaprobación cuando el alto se despegó de su cuerpo y se alejó, pero segundos después se encontró jadeando cuando MinHo juntó su bocas en un profundo beso, se sentía tan condenadamente bien, no le importó nada más que sentir, llevó sus manos al cuello de MinHo y enredo sus brazos, mientras era rodeado por la cintura y atraído a aquel cuerpo sólido y caliente. Cuando sintió que el aire era necesario a regañadientes se separaron, de inmediato se aferró en un abrazo de muerte a MinHo dejando la mejilla apoyada en su pecho, sintiendo como subía y bajaba para tratar de controlar su respiración.

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