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LA MAÑANA ERA FRESCA Y EL SOL ACABABA DE COMENZAR A SALIR CUANDO CECILY DEMETER SALÍA DE LOS CAMPOS DE CEREALES DE SU DISTRITO

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LA MAÑANA ERA FRESCA Y EL SOL ACABABA DE COMENZAR A SALIR CUANDO CECILY DEMETER SALÍA DE LOS CAMPOS DE CEREALES DE SU DISTRITO. Ese día era la Cosecha, el temido día del año en el que los tribitos eran elegidos por sorteo para representar a su Distrito en los Juegos del Hambre. Para no agobiar a los jóvenes les dejaban la mañana libre a todos aquellos que tenían una edad entre los 12 y 18 años, y también permitir que pasaran junto a sus familiares unas horas por si fueran las últimas. Pero eso no significaba que les dieran un respiro en el trabajo, al contrario a cambio de no trabajar por la mañana habían estado trabajando la tierra desde las cuatro de la mañana.

Las calles eran silenciosas y la muchacha por una vez agradeció no encontrarse con nadie por los amplios espacios que había entre las casas. Tenía quince años pero comenzó a trabajar a los catorce para ayudar a sus padres económicamente para mantener a la familia y la casa, en la que vivían sus padres, su abuela y sus dos hermanos, uno de 19 años y otro de 7. Debido a que su hermano Alfie ya tenía más de 18 años no podía ser elegido como tributo, pero tampoco podía pedir teselas para recibir más alimentos. Por lo tanto fue Cecily la encargada, muy a su pesar, de solicitar todas las teselas posibles para compensar esa pérdida de alimento y el mes que su padre no pudo trabajar por una lesión en el brazo.

Llegando a su casa vio que su madre ya estaba despierta y preparando el desayuno a través de la ventana de la pequeña casa. En cuanto cruzó la puerta Gendry, el pequeño de la casa, se lanzó a su encuentro. Al niño de cabellos rubios como el trigo no le importó que su hermana tuviera un olor no muy agradable por el esfuerzo que realizó en su jornada ni las espigas que tenía en alguna parte de su ropa que pinchaban ante el contacto. A pesar de su corta edad entendía qué día era y que los niños y niñas de su Distrito que eran llevados al Capitolio nunca regresaban. Y eso aterraba mucho a Gendry, que su hermana nunca volviera a casa. Solo ella le ayudaba a hacer sus deberes y leer, su abuela, la única que permanecía todo el día en la casa ya que el resto trabajaba intentaba ayudarlo pero ella nunca fue a la escuela por lo que no era de gran ayuda.

―Buenos días pequeñajo, ¿qué haces despierto a estas horas? ¿No se supone que hoy no tenías clase?

El niño se separó de ella pero cogió su mano para dirigirla hacia la cocina.

―Le pedí a mamá que me despertara pronto para desayunar contigo y ¡mira! Incluso me ha dado tiempo a ir a por unas flores con la abu. ¡Son para ti Cecy! ¿Te gustan?

Cecily desvío su vista hacia la mesa de madera donde había varias margaritas en un vaso. Su madre le dedicó una sonrisa triste y un beso en la mejilla para después volver a terminar de cortar lo que le faltaba. Se agachó a la altura de su hermano y agarró sus manos dándole un apretón afectivo.

―Me encantan, son muy bonitas. Es más, creo que quedarían bien en mi pelo para hoy. Si quieres puedes ayudar a la abuela para hacerme un peinado precioso, ¿te gustaría?

WARRIOR || The Hunger Games #JuegosDelHambreAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora