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Irelia se había armado de valor para acercarse a los Mukami el mismo día que Ayato y Yui se fueron, ésta última no quería ser la que ocupara el lugar de ella, pero la albina se las había arreglado para convencerla como lo había hecho con Ayato.

La verdad, ella había dicho todo porque quería arreglar las cosas con los que fueron su única familia esos meses. A pesar de que había estado ahí por un mero capricho de ellos, no podía evitar quererlos. Quería arreglar las cosas con el que había sido su novio hasta hace unos días, con el que había sido su mejor amigo, con el que había sido su consejero, y con el que había estado desarrollando sentimientos nuevamente.

Y lo había logrado porque ellos habían estado dispuestos a arreglar las cosas con ella.

Una vez todo había quedado bien, pidió hablar a solas con Ruki. Sabiendo que no podían salir del sótano, se dirigieron a una parte alejada de los demás.

—¿Y bien? —preguntó él. Irelia lo notó cansado aunque él no lo quisiese demostrar, y sintió que esos meses no habían sido nada por como estaba ahora con ella.

—¿Todo fue parte del plan de mi padre? —preguntó sin rodeos, pero sin mirarlo, eso no le gustó nada a él y levantó su mentón obligándola a mirarlo.

—¿Qué parte?

—Esto —se apuntó a sí misma y a él.

Se entendía que se refería a ellos dos, su relación. La cual parecía haber terminado cuando ella se fue de la mansión, y Ruki había aceptado no tener más sentimientos por ella y seguir el plan, pero cuando la vio con todos los lobos encima intentando proteger a Azusa, se dio cuenta que no la quería perder, aunque fuera egoísta quedarse con ella y pasar por alto a Azusa.

—No —respondió sin más—. El plan solo fue despertarte.

—¿Sigue siendo una relación?

Había sido de Azusa primero, y no podía borrar eso, no podía hacer que su hermano dejara de amarla tanto como él lo hacía, y no podía hacerle eso.

No podía seguir con ella.

Irelia actuó rápido, lo agarró del cuello de la chaqueta y lo atrajo hacía ella.

—Responde —insistió.

—Es decisión tuya —respondió sin dejar ver ningún tipo de emoción.

—¿Si decido quedarme contigo lo aceptarás?

—Solo si lo haces porque lo sientas, sería lo mismo si no te quedarás a mi lado.

—¿Y si me voy? —preguntó dolida por sus respuestas frías—. ¿No harás nada y me dejarás ir como si no importara nada?

—Si es decisión tuya, la aceptaré.

—¿Y así dices que me amabas? —estaba dramatizando un poco, y lo sabía, pero no podía evitar decir todo eso. Su agarre fue soltándose lentamente.

—¿Qué te amaba? —preguntó alzando una ceja—. Lo sigo haciendo, pero sería egoísta que te fuera a buscar cuando decidiste irte.

—¿Y tanto te cuesta decir dos simples palabras, Ruki? —volvió a agarrar fuerte su chaqueta y lo acercó más quedando bastante cerca —. Te amo, imbécil.

—¿Quieres que te diga "te amo, imbécil"? —preguntó divertido. Irelia recordó vagamente una escena de ella en la mansión Mukami y él encerrado en su cuarto, triste al parecer—. De acuerdo; te amo, imbécil.

—Eres un maldito idiota, ¿lo sabías? —sentenció soltando su chaqueta y empujándolo, pero rápidamente lo agarró de la parte derecha de la chaqueta y lo atrajo hacia ella uniendo sus labios.

「No la dejaré」Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin