IV

1.5K 149 7
                                    

No se inmutaba en mirar a las personas que corrían a su al rededor, estaba metido en su mundo, pensando, pensando, pero la risilla que soltó su hermano lo trajo de vuelta.

—¿De qué te ríes, idiota? —preguntó Subaru volteándose hacia Ayato; En otra época, el pelirrojo se hubiera ofendido, pero ya se había acostumbrado a eso, por lo que lo dejo pasar.

—Ahí está Ruki —respondió señalando al nombrado—. ¿No quieres hacerte amigo de él como lo hiciste con Kou, Subaru?

La risa burlona que soltó, molestó a Subaru, quien ya estaba bastante molesto, solo ver al chico que estaba con su hermana le molestaba.

—No te metas en mis asuntos —dijo al cabo de un rato y vio a su hermana bajando por las escaleras—. Voy a... ¿Por qué te estoy dando explicaciones a ti?

Esa pregunta iba más para sí que para Ayato.

Subaru avanzó por el pasillo para ir donde su hermana, dejando a Ayato solo, pero cuando iba cerca, dos chicas se le interpusieron en el camino, sí, Ayame y Kin.

—¿Eres Subaru, verdad? —preguntó Ayame.

Subaru las reconoció, ellas habían estado en el hospital ese día, hizo una mueca al recordar el hospital, pero sonrió hacia las dos, descolocandolas un poco.

—Ayame y Kin Mukami, primas y humanas convertidas —dijo sorprendiéndolas de verdad—, sé lo que hacen, es obvio, es lo mismo que con los otros, intentan alejarme de ella...—

—Wow, no me dijeron que hablaras tanto, te calmas —interrumpió Kin.

—¿Cómo sabes quiénes somos? —preguntó Ayame.

—Aunque no lo quiera aceptar, soy hijo del rey de los vampiros, ¿Qué esperas? —respondió; al ser más alto que ellas, pudo ver cómo su hermana se iba alejando—. Como no son buenas en su trabajo, me voy.

No las dejó terminar y pasó por entremedio, pues las chicas no pusieron resistencia, habían quedado mal.

Pero como no todo es bonito, Azusa apareció en escena justo delante de Subaru, por lo que este último retrocedió un poco para no chocar con el de menor estatura.

—¿Ahora me vas a detener tú? —preguntó el albino algo cabreado.

—Sé que te dije que podías hablar con ella, pero, ¿Lo tienes que hacer tan precipitadamente?

—Eh, ¿Sí? Te recuerdo que es mi hermana, y no controlo mis impulsos, de hecho, no sé cómo me estoy controlando ahora para no empujarte y correr hacia ella.

—Pero piensa una vez en tu vida antes de actuar, idiota —se cruzó de brazos—, la asustaras si llegas de la nada a hablar con ella, idea un plan antes de ir.

Y sin más, Azusa camino por el lado de Subaru y desapareció de su vista, pero Ayato se paró en frente de Subaru y le golpeó la cabeza con su dedo.

—¿Planeas hacerte amigos de los que no te dejan ver a tu hermana, idiota?

—No te metas, bastardo.

(...)
Con los Mukami

—¿Te das cuenta de lo que hiciste, Azusa? —preguntó Kou dejando notar un tono juguetón y divertido.

Azusa se detuvo y Kou chocó con él al no haberlo visto.

—Sí... —respondió ido—... mis sentimientos por ella no han cambiado como mi personalidad y mi manera de tratarlos a ustedes... y es por eso que prefiero su felicidad... con Ruki no lo será, lo sé, no es por celos, es porque lo conozco; Y si su felicidad implica que traicione a mi hermano, lo haré.

—¿Y qué planeas hacer con ella? —preguntó Yuma algo alejado de sus hermanos.

—Que vuelva con su familia, que se olvide de nosotros como lo hizo de más pequeña, desaparecernos de su vida, no nos necesita...—

—¡Pero nosotros sí de ella! —interrumpió Kou, con miedo de no volver a ver a la chica que le daba alegría a su vida llena de mentiras.

—¿La quieres arrastrar contigo a un mundo lleno de mentiras, Kou? Tarde o temprano sabrá todo, y nos odiara, ¿Soportaras que la única chica que te acepta tal como eres, te odie?

—No hables como si supieras todo de mí, Azusa, no siento nada por ella —levanto la mirada del piso—, y has lo que quieras, lo que es yo, voy a seguir estando en su vida hasta que ella misma me eche.

••

En la mansión Mukami reinaba el silencio y la notable atmósfera de tensión, mientras que en la mansión Sakamaki reinaba el caos, todos gritando, todos discutiendo sobre qué hacer.

—¡¿Por qué la agarras conmigo, Reiji?! ¡Laito y Kanato también estaban ahí! —gritaba Ayato sentado en la punta del sillón, moviendo una pierna nervioso.

—Porque tú eres el que los arrastra —respondió sin hacerse mucho problema y se dispuso a ignorar al menor de los trillizos para poner completa atención en el menor de todos, quien tenía a la integrante más reciente de la familia.

La escena era bastante tierna, si no contamos el griterío que había hasta hace unos segundos, Subaru estaba sentado a un lado del sillón con la niña sentada en su regazo, la misma jugaba con su collar mientras él jugaba con su cabello, cabe mencionar que en ese mismo sillón estaba Shu, acostado, pero con su piernas semi-dobladas para no molestar a los otros.

—Uh~, Subaru-kun está haciendo lo mismo que hacía con Ire-Ire —comentó Laito captando la atención del nombrado, quien rápidamente dejó de jugar con el cabello de la menor.

—Como sea, Subaru, ¿Vas a hacer algo tú? —preguntó Reiji.

—Me acercaré mañana.

—¿O irás a hablar con tus nuevos amigos? —preguntó Ayato con amargura.

—Ayato —llamó Yui dando una advertencia de que se callará.

Subaru ignoró el comentario de su hermano y se levantó abandonando la sala. Podía hacer lo que quisiera, tenía más derecho que ellos, él era el hermano de sangre.

「No la dejaré」Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin