VIII

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—¿Ese no es un familiar de los Sakamaki? —preguntó Kou mirando a un murciélago.

—¿Donde? —preguntó Ruki levantándose rápidamente y buscando al murciélago, tomando la carta de éste y leyéndola—. Los Sakamaki están en el mundo de los demonios.

—¿Atacados por lobos? —preguntó Yuma.

—Si.

—Hay que llevarla allá, ellos la ayudarán.

—Y probablemente nos matarán —comentó Kou—, no suena mal, vamos.

—No quiero alarmarlos, pero la hemorragia no se detiene —dice Azusa con las manos llenas de sangre de Irelia y ésta inconsciente en el piso con un charco de sangre al rededor.

Ruki se acercó de inmediato e intento parar la hemorragia.

(...)
Con Ayame y Kin

—¿Y ahora qué? —preguntó nerviosa mirando a su prima con miedo.

—¿Cómo que qué, idiota? —preguntó con la niña en brazos durmiendo—. Hay que ir donde Karlheinz-sama y pasarle a su nieta.

—¿Que planea hacer Karlheinz-sama, Ayame? —preguntó siguiendo a su prima.

—No lo sé, Kin, pero será mejor que nos vayamos antes de que la rubia despierte —dijo apuntando a la rubia que estaba en el piso desmayada.

—¿Siquiera te importó ver cómo los Mukami nos protegían y nosotras secuestramos a la hija de Ayato?

Ayame se dio la vuelta y miró fijamente a Kin.

—Yuma te protegía única y exclusivamente a ti, Ruki y Kou protegían a Yuma y Azusa por ahí haciendo quien sabe que con Irelia. ¿En donde me protegían a mi?

—¿Y que pasa con tus sentimientos por Ruki?

—Digamos que cierto Sakamaki es mejor.

(...)
Con los Sakamaki

—Oye, despierta de una vez, no mueras, idiota —repetía Subaru golpeando suave la cara de Ayato.

—Está inconsciente, ya déjalo —dijo Laito.

Luego de que Ayato se tirara encima de Yui y de su hija sin herirlas y que los lobos lo atacaran todo lo que quisieron, quedó inconsciente; Y la única opción que les quedo fue llevarlo al infierno, o sea, al mundo de los demonios, específicamente al castillo de Karlheinz.

Y la situación los había preocupado a todos ellos, estando en el infierno eran más débiles, pero era el único lugar donde podían curar a Ayato.

—¿Y Yui? —preguntó Kanato luego de mirar a todos sus hermanos.

—En el mundo humano.

—¿Por qué la dejaron? —preguntó Ayato intentando levantarse, siendo detenido por Laito.

—Estamos muy débiles para protegerla —respondió Shu.

—Y lo mejor es dejarla sola con una bebé, idiotas —gruñó el pelirrojo volviendo a acostarse y dejando que Reiji atendiera sus heridas.

—¿Creen que a los Mukami les pasó lo mismo? —preguntó Kanato algo alejado de sus hermanos.

—¿Esa no es Yui? —preguntó Subaru mirando a lo lejos.

「No la dejaré」Where stories live. Discover now