Capítulo 54: Solo te necesito a ti.

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Luego de terminar de desayunar entre bromas tontas y charlas superficiales, nos despedimos de Aurora y de Erik para ir al instituto

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Luego de terminar de desayunar entre bromas tontas y charlas superficiales, nos despedimos de Aurora y de Erik para ir al instituto. La motocicleta de Matthew aún permanecía sin combustible, así que decidimos salir con tiempo para ir a pie. Para nuestra suerte, el día resplandecía y una suave brisa nos dio los buenos días cuando salimos del edificio. 

—Lamento que no podamos pasar por tu bolso —me dijo el castaño. El portón del edificio se cerró a nuestras espaldas.

—Agradece que en mi casillero tengo unos cuadernos y bolígrafos —repliqué con un encogimiento de hombros.

—Lo agradezco. —Matt hizo un gesto divertido con sus manos, simulando una plegaria. Yo me reí. 

—Bobo —le dije y él me sonrió.

—Por cierto —empezó a decir. Su tono de voz se tornó serio—, perdóname por no haberme alertado de que estabas teniendo una pesadilla. Dije que estaría contigo y aún así, yo...

—Está bien —lo interrumpí. No quería que él se preocupase por ello—. Pero, ¿cómo sabes que tuve una pesadilla?

—Lo supuse cuando te vi dormida a mi lado —aseguró. En sus ojos brilló cierta preocupación—. Lo hiciste la vez que me quedé en tu casa y ayer estaba tan cansado que no llegué a escucharte. Lo siento... 

—No te preocupes, solo te necesito a ti para calmar mis pesadillas —confesé—. Así que cuando me acosté a tu lado, todo volvió a estar bien. 

Solo cuando terminé de hablar y me enfrenté a él, es que me di cuenta de lo que acababa de decir. Una expresión de sorpresa se instaló en su rostro durante un instante —un instante en el que pareció procesar lo que le había dicho movida por ese sentimiento que aún desconocía—, luego, me sonrió de aquella forma que tanto me gustaba y no pude evitar sentirme profundamente avergonzada. Guiada por eso, aparté la mirada.

—Quiero decir, puedes ser tú o a cualquier otra... —intenté corregirme, pero fue demasiado tarde. Matthew me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él. 

—Si es así —susurró contra mis cabellos—, me encargaré de estar siempre a tu lado y ser el único que calme sus pesadillas.

Ante sus palabras, sentí un cosquilleo en el estómago al tiempo que unas repentinas ganas de llorar me abordaron. Lo que Matthew me había dicho era lo que yo más deseaba en todo el mundo. A pesar de eso, solo asentí contra su cuerpo sin decir nada porque ¿para qué hacerlo? Estaba segura de que mi corazón me delataba con lo apresurados de sus latidos. 

—Lo prometo —agregó y yo lo rodeé con mis brazos.

Nos quedamos unos momentos así, uno contra el otro, en silencio. De alguna manera se sintió como sellar una promesa. Cuando regresamos a caminar, tuve que contener el impulso de tomar su mano. El instituto estaba cerca; veía sus altos pilares y las ventanas del tercer piso; y no podía, aunque quería, llegar de la mano de mi compañero. Después de todo, aún salía con James —de una manera informal, sí, pero lo hacía— y no era correcto para ninguno de los dos lo que estaba haciendo.  No era justo para James todo lo que mi corazón estaba sintiendo por Matthew... No era justo que lo soñara, que deseara besarlo y que lo quisiera siempre conmigo. James no se merecía eso, era un buen chico. No se merecía que mi cuerpo se atrajese a Matthew como un imán; no, al menos, cuando le había dicho que era a él a quién quería. 

Escondiendo mi otro yo. [COMPLETA. EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now