Capítulo 22: Quiero salir contigo.

848 63 22
                                    

La campana sonó tan pronto como la señora Parnell dejó de escribir, y toda la clase comenzó a ponerse en marcha mientras la docente salía con la barbilla en alto y la frustración fulgurando en sus ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La campana sonó tan pronto como la señora Parnell dejó de escribir, y toda la clase comenzó a ponerse en marcha mientras la docente salía con la barbilla en alto y la frustración fulgurando en sus ojos. Aquello era estupendo, la profesora me odiaba y todo por causa del idiota de Matthew. 

Molesta volteé para observarle, sin embargo, en su lugar, me encontré a Melody.

—Así que sólo un compañero, ¿eh? —Melody enarcó una ceja, maliciosa.

—No empieces —la interrumpí.

—¿Vas a decir que imagino cosas?

—Exactamente eso iba a hacer.

A modo de respuesta, Melody rodó los ojos.

—Pero Matthew quería tu número, ¿verdad? —insistió con actitud de sabelotodo y no pude decirle que no. No podía decir que se lo había inventado porque estábamos discutiendo—. Eso significa que quiere algo contigo. Ahora mi pregunta es, ¿qué sucedió para que naciera esa chispa entre ambos?

¿Entre ambos, Melody?, ¿en serio?

—No hay nada entre nosotros, Mel —aseguré y, en cierto punto, era cierto—. Lo juro.

Ella torció sus labios, dubitativa.

—Si no me crees, pregúntale a él. —Eché una mirada en dirección a Matthew, quien se encontraba hablando con unos chicos en la puerta del salón—. Aún no se ha ido.

Un brillo se extendió en los ojos burlones de mi amiga y me arrepentí de lo que había dicho.

—¡Eres brillante, Aylu! —exclamó.

Demasiado tarde tendí mi brazo para sujetarle, pues ella había salido disparada en dirección a mi compañero de arte. Cuando llegó a él, lo guió afuera del aula y yo tomé mi rostro entre mis manos. ¡Maldita sea!, ¡había sido sarcasmo!

Con  un suspiro, continué guardando mis cosas. Después de todo, debía esperar para irme a casa sin levantar sospechas tomándome el autobús. Mientras lo hacía, Ethan se acercó a mí. Llevaba encima sus cosas y las de Melody.

—Lyn, ¿debería sentirme celoso si mi novia sale detrás de otro chico? —me preguntó con falsa seriedad.

—Depende de si el chico detrás de quien sale es la personificación de alguno de sus amores literarios —contesté encogiéndome de hombros.

—¿Cómo debo tomarme eso? —Ethan lució confundido.

—Como una advertencia, supongo —expliqué—. De cualquier forma, tranquilo. Fue solo a molestar a Matthew porque cree que él y yo tenemos algo.  

Le di una palmadita dramática en su hombro y él negó con la cabeza.

—¿Y sí tienen algo?

Al oír eso me horroricé.

Escondiendo mi otro yo. [COMPLETA. EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora