Capítulo 19: Es lo mejor.

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Finalizada la mitad del día escolar, me dirigí a la cafetería en busca de Melody para comentarle lo agobiante que había sido la clase de derecho, sin embargo, al atravesar las puertas del lugar, la visualicé teniendo un momento empalagoso con Ethan

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Finalizada la mitad del día escolar, me dirigí a la cafetería en busca de Melody para comentarle lo agobiante que había sido la clase de derecho, sin embargo, al atravesar las puertas del lugar, la visualicé teniendo un momento empalagoso con Ethan. No quería convertirme en la chica mata pasiones acercándome, así que decidí no molestarles. Podía hablar con ella más tarde.

Con el hambre haciendo eco en mi estómago, me aproximé a la señora Jones —quien se encargaba de la cafetería— y le pedí comida para dos. Cuando sonriente me entregó mi pedido, marché en dirección al patio trasero dando sorbos al licuado de fresa que tenía en mano.  

En el fondo, sabía que había quedado con Matthew, pero me alegraba terriblemente no habérmelo cruzado en lo que iba del receso. Luego de lo ocurrido en el estacionamiento, no deseaba hablar con él. Mucho menos quería recordar lo que había sucedido esa mañana, ni terminar de arriesgarme a que conociera por completo a la verdadera yo.

—¡Oye, Aylin! —La voz de una chica me hizo fijar mi atención en un grupo de niñas de tercer año, que se acercaban a grandes pasos—. Perdón por molestarte.

—Oh, no te preocupes —dije y sonreí—. ¿Sucedió algo?

—No realmente —contestó—, solo nos preguntábamos si este año piensas organizar otra visita a los refugios de animales en la zona. El año anterior no pudimos ir porque teníamos una prueba y de verdad queríamos ir.

En silencio las observé un segundo y asentí. Aún no había pensando en ninguna caridad para ese año, sin embargo, lo haría y pronto. Sólo debía reunirme con los delegados de las demás clases y presentar una lista de ideas que se llevarían a votación.

—¡Seguro! —dije. Me parecía muy dulce de parte de aquellas niñas el estar interesadas en algo como eso—. Los animales siempre van a necesitar nuestra ayuda, y en el hipotético caso de que los refugios no necesiten unas manos extras, las calles están repletas de animales sin hogar, así que podríamos realizar una jornada de cuidado y adopción aquí en el instituto, ¿qué les parece?

Las chicas lucieron emocionadas.

—¡Sería genial, Aylin! —exclamó una de ellas.

—Eres tan buena, me gustaría ser como tú —dijo otra y sentí un pinchazo en medio del pecho.

—Dicen cosas muy lindas, gracias —respondí forzando una sonrisa. 

—Bueno, te dejamos para que hagas lo que ibas a hacer —comentó la que me había llamado en un principio—. ¡Qué tengas buen día!

—Ustedes también. —Las saludé—. ¡Nos vemos!

Cuando me alejé, suspiré pesadamente. Siempre que oía palabras como esas, la culpa me invadía y me escocía. Sabía que nada de aquello era cierto, pero..., debía seguir hasta que la mentira se convirtiera en realidad. Entre pensamientos, caminé hacia mi refugio, el cual se perdía entre una edificación vieja del instituto y la vegetación reinante. 

Escondiendo mi otro yo. [COMPLETA. EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now