—Che Nanny, ¿Mamá y papá van a volver hoy?

—Nop, tienen que hacer guardia en el hospital.

—Ah, sí. Cierto…

Cuando el sol había bajado y ambos habían pasado toda la tarde del viernes jugando a la play station, encargaron dos pizzas doble queso y una coca cola para sobrevivir, ya que Nanny odiaba tocar la cocina; y Bastian, como buen hermano, no le pidió que cocinara, sino que encargó inmediatamente la cena.

Mientras las iban comiendo, la televisión estaba prendida en el canal Fox. La voz de Lila y Fray de Futurama retumbaron por toda la sala. De vez en cuando, Nanny reía. Después de los Simpsons, éste se había convertido en su programa favorito.

La puerta principal se abrió de repente e interrumpió la diversión casera de los hermanos. Las luces aún estaban apagadas y ninguno de los dos pudo adivinar quién era.

—¡Anda vos, no yo, dale! —Bastian codeó a su hermana.

—¡No, vos, yo ni loca camino hasta allá!

Después de varios segundos de discusión sobre quién iba a caminar primero hasta la puerta, Nanny decidió ir primera. Ella no sabía si encender las luces o agarrar el palo de hockey firmado por una de las Leonas, de la selección nacional de hockey sobre césped femenino de Argentina, para golpear a cualquier intruso que se haya metido dentro.

Mientras Bastian sostuvo aterrado el brazo de su hermana, logró escuchar un par de gemidos y besuqueos a pocos metros de él.

Las luces se encienden.

—¡Omar!—exclamó Nanny furiosa, con el palo a punto de aterrizarle en la cabeza.

Él estaba con una chica rubia y alta, quien llevaba un vestido que a penas la cubría.

Su primo se separó de aquella joven y abre los ojos, sorprendido. Él no se encontraba totalmente consciente de lo que estaba haciendo.

—¡Prima! ¿Te vas a unir?—sonrió, balanceándose hacia adelante, trastabillando.

—Uh, éste se puso en pedo. —Agregó Bastian.

—¿Omar, en dónde estabas y por qué estás así? ¿Quién es ella?—Nanny se encontraba totalmente enojada con su primo.

—Estaba en… en… ¿Dónde estaba yo?—rió de forma tonta, y luego abrazó a su prima—. Fui a divertirme un poco y creo que tomamos mucho— hipó.

Nanny lo empujó lejos de su cuerpo y el muchacho cayó arriba de la chica rubia que lo sostuvo totalmente desorientada.

—Vos querida, te vas de mi casa, ¿Sí?—exclamó Nanny, con el ceño fruncido.

—Pero él me dijo que ésta es su casa. —Agregó la rubia, nerviosa.

—Te mintió, él es mi primo y ésta es mi casa. Así que te quiero fuera, ¡Afuera!—Nanny la empujó hacia la puerta, la abrió y casi con una patada la echó de su territorio.

Cuando vuelvió a entrar, Bastian y Omar estaban sobre el sillón. Su hermano sostenía un vaso de agua en la mano y Omar solo reía.

—Te la re perdiste primo, había cada mina que… la próxima tenés que venir conmigo, ¿Dale?

Nanny se cruza de brazos, frente a él.

—¿Y vos qué, prima? ¿También vas a venir? Hay muchos chicos para vos, aunque creo que no te darían bola. —Volvió a reír de forma tonta.

—¿Me podés explicar por qué traías a esa prostituta acá, en mi casa?—dijo entre dientes.

—Iba a pasar la noche conmigo, ¿Celosa, prima?—sacó un cigarrillo de su bolsillo.

Pájaros en el techo (basada en hechos reales)Onde histórias criam vida. Descubra agora