Capítulo 48: Sobre blanco

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—¿Alexy está bien? –Le preguntábamos a Armin después de que este se hubiese despedido de su hermano.

—Eso creo... –Soltó suspirando.

—¿Eso crees..? –Murmuró Kentin sentándose a su lado.

—Es que no lo sé... Apenas le dirigió la palabra a nuestra mamá –musitó.

Un silencio incómodo se hizo presente en la sala.

—¿Y si salimos a dar una vuelta? –Preguntó de pronto el castaño.

—Kentin... No sé si este sea un buen momento para salir –le susurré.

—¿Por qué no?

—Porque Alexy acaba de tener el peor día en este Instituto y Armin debe sentirse horrible –susurré.

—Con mayor razón debemos salir, Armin tiene que despejar un rato su mente, llevemoslo a un lugar divertido.

—Él debería estar en casa descansando... No sé si esto sea lo mejor...

—Que decida él, no podemos hablar por él –susurró todavía aún más bajo.

—¿Si saben que puedo escuchar todo lo que dicen? –Habló Armin ocultando una sonrisa.

Kentin me observó sorprendido.

—¿Entonces que te parece la idea de salir? –Le sonrió el castaño.

—El día ha sido un tanto agotador... Creo que pasar la tarde con ustedes estaría muy bien, me gusta pasar tiempo con ustedes –sonrió observándome.

—Perfecto, ahora Emma, apresurate en guardar tus cosas, porque yo conozco el lugar perfecto para llevarlo.

—¿A dónde iremos? Ahora tengo curiosidad –sonreía el pelinegro mientras me ayudaba a guardar mis cosas.

—Eso es sorpresa.

Apenas terminé salimos al pasillo para poder guardar algunos libros en mi casillero.

—¿Por qué su casillero está abierto? –Preguntaba Kentin a nuestro lado.

—¿Qué casillero? –Respondí mientras cerraba el mío.

—El de Priya –respondió señalándolo.

El castaño terminó de abrir por completo la taquilla y varias hojas cayeron al suelo.

—¡Kentin! –Exclamó Armin cerrándolo de un golpe. —Eso no se hace, ese no es tu casillero.

—L-Lo siento, no sé porqué lo hice –balbuceó retrocediendo unos pasos.

—Cerraron la puerta y ahora no vamos a poder meter todo esto –balbuceé arrodillándome para levantar las hojas.

—Pero podemos guardarlas... –Murmuró el castaño ayudándome.

Rapidamente seguí recogiendo las últimas hojas sueltas y no me detuve hasta que un ordinario sobre llamó mi atención.

—Podemos pasar las hojas pequeñas por la rejilla de la puerta –habló Armin quitándole algunos papeles al castaño.

El curioso sobre estaba cerrado, era completamente blanco y no revelaba más información que el nombre del posible remitente.

—Brune... –Leí en voz alta.

Eso me había tomado por sorpresa.

—¿Brune? –Repetí frunciendo mi ceño.

—¿Qué cosa? –Me preguntó Kentin volviendo a agacharse.

Ya No Soy Aquella - CDMWhere stories live. Discover now