Capítulo Cincuenta y Uno. Sé Cuánto Duele.

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Solo quedan 5 capítulos. 

Sé que me he tardado, la verdad es que he pasado MUCHO más tiempo del que debía pensando en cómo hacer esto, pero simplemente: lo he hecho. 

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Me senté con Sarah en la sala, la pantalla ahí era mucho más grande y nuestro maratón de Rick y Morty no podía ser interrumpido.

- No quise arruinártelo... - Me disculpé cuando Sarah me puso un gorro de Santa y se acomodó en el otro extremo del sofá.

- No volveremos a ver Kill la kill, olvídalo. – Me dijo.

Mi hermana volvió a acomodarse en el sofá y suspiró exasperada.

En la última semana, la falta de café hizo que Sarah estuviera nerviosa e inquieta. Mamá le daba tés para calmar sus ansias de cafeína, aunque para ella no había como una buena taza de humeante café negro.

Apenas terminaron los títulos, mamá entró con un paquete recién envuelto en las manos, el árbol de navidad que entre las dos habíamos puesto ese mismo lunes estaba en brillando en la esquina. La vi poner el regalo abajo, en medio de los otros regalos. La mayoría eran para Miles, nadie se había resistido a enviar un regalo para el más pequeño de la familia.

- ¿Mami? – Sarah jaló de las mangas de su suéter y le habló en tono dulce a mamá.

Ella ya sabía lo que mi hermana buscaba y con una mirada seria le dijo que no.

- Solo una tacita... - Sarah junto las manos, como si orara.

- No. – Mamá siguió su camino alrededor del sofá y Sarah se encaramó en él para alcanzarla. - ¡El médico dio instrucciones muy claras!

- ¿Y una coquita? – Sarah rogó nuevamente.

- No.

- ¿Soda? ¡Tomaré lo que sea!

Vi la escena con más interés del que tenía por el comercial de puertas falsas en la pantalla.

Mamá alzó las cejas y apuntó con el dedo índice a mi hermana, ella sonrió y vimos a mamá echarse el cabello sobre el hombro al dar la vuelta y meterse a la cocina.

Las dos nos volvimos a acomodar para ver la televisión y luego de un minuto mamá regresó con un vaso grande en las manos, se lo dio a mi hermana y se quedó de pie junto al sofá. Esperé a que Sarah probara lo que fuera que mamá le había llevado.

- ¡Por qué! – Se quejó. – Me reí y mi hermana bajo el vaso y levantó la mirada hacia nuestra madre sonriente.

- Dijiste que tomarías lo que fuera.

La discusión comenzó, puse pausa a la televisión y fui a buscar mi teléfono. Puse el pie en el primer escalón y escuché el timbre. Mi madre seguía discutiendo con Sarah, así que me arreglé el suéter negro y fui a abrir la puerta.

Vi un par de arreglos florales frente a mí y al bajar más la mirada me encontré con unos Nike negros y una pequeña carita curiosa rodeada de rizos dorados.

Saludé con la mano y le sonreí, tal vez éste tío se hubiera equivocado de casa.

- ¿Sí? ¿Puedo ayudarle?

- ¿Conoce a Zoey García?

Mis ojos se abrieron como platos y abrí la boca por la sorpresa.

- ¡Qué haces aquí! – Me reí.

Kings Of Suburbia (Tom Kaulitz FF) *En Español*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora