Capítulo 28: Sin salida.

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—Como sea, ya estamos por llegar, deberíamos planear una excusa para que no nos veamos tan sospechosos –soltó Nathaniel mientras sostenía mi mano.

Junto al pelinegro asentimos, y mientras avanzabamos, comenzamos a discutir cual sería la forma mas conveniente de actuar.

—¿Entonces, golpeamos y...? –Repetía los pasos Armin mientras nos deteníamos en la acera.

Mi antigua casa roja, ahora tenía un aburrido y viejo color marrón desteñido. Los pequeños árboles frente a la casa, ahora sobrepasaban los dos metros y habían al menos cinco nuevos edificios a nuestro alrededor.

Todo se sentía tan extraño y nostálgico a la vez. Decenas de recuerdos volvían a mi mente en tan solo segundos.

—Hola, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarles? –Nos preguntaba una pequeña y risueña anciana mientras se asomaba desde la puerta

—¿Vive usted sola? –Solté sin querer.

La pequeña señora, rápidamente dejó de sonreír y frunció su ceño.

—E-Estamos aquí por orden de la escuela –se apresuró Nath. —Somos los delegados principales del Instituto Sweet Amoris.

—¡Oh! –Volvió a sonreír. —¿Y qué hacen en la casa de una anciana como yo? ¿Necesitan ayuda en algo? ¿Es esta una de esas encuestas para sus proyectos?

—Oh no, solo venimos a comprobar la dirección de uno de nuestros estudiantes –habló Armin.

—¿Un estudiante? –Preguntó.

—En uno de nuestros expedientes, tenemos registrada su dirección.

—Es un expediente sin un nombre, así que veníamos a comprobar de quien se trataba –terminé antes de que nuestra explicación sonara extraña.

—Pues, verán... –Habló la señora tras unos segundos. —Vivo sola aquí hace casi dos años, esto debe tratarse de algún error de dirección –sonrió.

Era imposible.

—¿No tiene nietos o hijos que vivan con usted? Quizás alguno de ellos anotó su dirección como contacto de emergencia.

—Verán... Lamentablemente mis hijos viven fuera de la ciudad, dudo mucho que alguno de ellos haya querido prestar mi dirección como emergencia.

—¿Y no sabe si por aquí viven jóvenes que asistan al Instituto Sweet Amoris? Como usted mencionó, debe tratarse de un error a la hora de escribir.

—Hay una jovencita, vive justo en la casa de al lado –soltó mientras nos señalaba la casa a nuestra derecha. —Pero creo que es demasiado pequeña.

Nathaniel solo llevó sus manos a su cabeza.

—Pero podrían revisar por la cuadra. Todos aquí son muy amables, estoy muy segura que los ayudarán.

—Está bien, muchas gracias.

—Oh, no, no es nada.

—Si, si, muchas gracias y perdón por hacerla perder de su tiempo –agradeció Armin mientras juntaba sus manos.

—No es nada. Si recuerdo algo o tengo alguna información, llamaré a su Instituto.

Ya No Soy Aquella - CDMWhere stories live. Discover now