Capitulo 31

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Capítulo 31

Nos separamos con las respiraciones agitadas, miré sus ojos, le brillaban como nunca, le sonreí con miedo.

-Voy... voy a pedirte que no me interrumpas... porque no sé si voy a poder decirlo todo y...
-Ana...

Puso uno de sus dedos encima de mis labios, me callé y escuché. No nos movimos ni un centímetro, aun sentía su pecho respirar fuerte contra el mío, la puerta fría en mi espalda, y sus ojos más intensos que nunca mirando los míos.

-Te odio, (aparté mis ojos de los suyos, pero una de sus manos cogió mi barbilla he hizo que volviéramos a mirarnos) te odio cuando me invitas a comer y nunca me acompañas a casa, te odio cuando te pones a mi lado y no me abrazas, te odio cuando me sonríes y no me besas... (Sonreí) Te odio porque es la única forma de aguantarme y no tenerte.
-Es... es una bonita forma de decirme que te gusto... (Me reí)
-Soy original... (Dijo sonrojándose)
-Y un poco idiota. (Asintió sonriendo) Me gustan las idiotas.
-Me he cansado de odiarte. (Le sonreí) Prefiero tenerte.

Y esta vez fui yo la que no esperé, si ella tenía ganas de tenerme yo... yo no sé lo que tenía. Pero sus labios eran adictivos, su cuerpo desnudo encima de mi cama era la más bella sabana que podía tener. Sus besos cálidos sobre mis pechos, sus manos traviesas bajo mi vientre, su voz entrecortada gritando mi nombre contra mi oído. Cayó rendida sobre mí después de tenerme como ella había pedido. Y por un momento tuve miedo, miedo de girarme y ver sus ojos, ver arrepentimiento, la miré. Me sonrió, y ahora tenía miedo de perderla.

Fin del Flashback

Narra Vanesa

-¿Miedo de perderla? (Le pregunté después de acabarme el té)
-Si... (Susurró Alba) Me gusta demasiado... y si ella esta confundida... y si...
-Y si, y si, y si... (Resopló y me reí) Alba, ¿y si dejas al destino hacer todo lo demás?

Sonrió, y eso quería. Quería que se diera cuenta que si estaban aquí era por algo. Nos levantamos y nos encaminamos hacia la oficina. Antes de llegar, vi a Ana a punto de entrar por las puertas de la entrada, aun en la calle. Di un golpe a Alba y me sonrió.

-Anda, ¡tira!

Me hizo caso y ando más rápido. Me quedé quieta para ver como reaccionaban, sonreí. Sonreí ampliamente cuando las vi abrazarse y besarse tímidamente. Cogí mi móvil y les hice una foto, rápidamente se la mandé a Malú 'No somos las únicas que tienen magia...'. Me respondió rápidamente con un corazón, sonreí. 'Los abogados legan en unos minutos, te llamo más tarde', le envié un 'OK' rápido y me dirigí hacia el despacho, entré y me las encontré riendo.

-Oye... aquí se viene a trabajar.
-¡Cállate! (Dijo Ana mientras mi tiraba una pelota que acababa de hacer con un papel, sonreí)
-Veo que todo bien... ¿no? (Asintió y miró de reojo a Alba)
-Va... tenemos mucho trabajo. (Añadió Alba)
-El amor te pone seria, amiga... (Dije mientras me sentaba en nuestro sofá y cogía los papeles que había allí encima para empezar)
-Bueno, mientras no me ponga la cara de tonta que se te pone a ti cuando hablas de Malú... (La miré) estoy tranquila.

Ana se rio mientras les sacaba la lengua. Muy graciositas la nueva pareja. Después de reírnos un rato más nos pusimos a trabajar. Teníamos aun fechas que cerrar, firmas que concretar y ultimar los últimos días antes de irme a Argentina. Esa misma noche estuvimos hablando con Malú, ella se iría días antes para hacer alguna entrevista, era raro pero teníamos promoción los mismos días en Argentina. El destino siempre a punto para sorprendernos.
Estaba recogiendo para volver a casa cuando el teléfono sonó, Ana y Alba ya se habían despedido y se dirigían a cenar o eso al menos me dijeron. Miré la pantalla y un mensaje de Malú me había llegado. 'Tengo noticias de los abogados... He pedido comida china, hay vino blanco enfriándose en el congelador. Te espero'.
Sonreí, y salí pitando de la oficina, cogí un taxi y en unos minutos estaba en casa. Saludé alto, dejé el bolso y me dirigí a la cocina donde encontré a Malú cantando mientras ponía la mesa allí mismo. Me sonrió cuando vio que estaba en el marco de la puerta mirándola, le devolví la sonrisa y me acerqué, me dio un tierno beso y apartó un mechón que caí de mi coleta guardándolo detrás de mi oreja.

-La cena ya ha llegado. Es temprano... pero (se apartó de mi para acercarme una copa de vino) hay mucho de lo que hablar...
-Tengo... ¿tengo que preocuparme? (Negó y volví a respirar)
-Sentémonos.

Le hice caso, nos sentamos, apenas tenía hambre, necesitaba saber que le había dicho el abogado, en qué punto estábamos, que podíamos hacer.

-Malú, por favor... habla ya. (Me miró) ¿Qué podemos hacer para que nos dejen en paz?
-Bueno... no podemos hacer mucho... No tenemos ninguna prueba de que quieran hacernos daño.
-Pero algo tenemos que hacer.
-Esperar.

Me levanté, di un paseo por la cocina, necesitaba relajarme, necesitaba pensar algo. Pero el teléfono sonó e hizo que volviera a la realidad. Lo cogí sin mirar quien era, oí su voz, sabía que él nos ayudaría. Lo escuché atenta, me dijo que no tenía mucho tiempo, y así fue, me colgó segundos después, sonreí y miré a Malú.

-¿Quién era?

Me fui al salón, puse la televisión, y allí lo encontré. Jorge Javier daba la noticia. Gonzalo acababa de mandar un comunicado donde hacia saber que Malú le había dejado por mí. Que le había abandonado y que tomaría acciones legales. Miré a Malú, estaba cabreada, la vi cansada de todo aquello, la vi defraudada. Cogió el teléfono pero la frené. La cogí de las manos e hice que me mirara.

-Cariño, respira primero.
-Eso... eso no es cierto... yo no...

Tenía los ojos llorosos, la abracé, mi niña mimada. Cogí su cara cuando me nos separamos, le sonreí. Lo hice para que se relajara. Luis Rollan hacia unos minutos, en el teléfono, me había avisado de aquello, lo que no sabía Malú es que nosotras tenemos una arma mucho más poderosa, la verdad. Y ante eso, nadie podrá vencernos.

-Escúchame... Hay algo más fuerte que todos ellos...
-Vanesa... Nuestro amor puede con todo, lo sé, pero... (Sonreí)
-Así es, pero... esta vez no me refería a ello. (Me miró extrañada) Nuestra gente, nuestra tropa, nuestra familia. Ellos. Solo ellos pueden ayudarnos a ganar.

Arañando el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora