Capitulo 7

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Capítulo 7

Por un momento pensé que mi subconsciente había dicho aquello, que no podía ser su voz, pero al abrir los ojos y mirar hacia mi derecha me la encontré de pie, mirándome y sonriéndome de medio lado. Cuando me quise dar cuenta ya estaba sentada en el mismo banco mientras la observaba y esperaba que alguna de las dos volviera a romper el silencio de la noche.

-¿Cómo sabias que estaba aquí?

No aparté mis ojos de su cara cuando le pregunté aquello, ella tenía su mirada al horizonte, observando a lo lejos la torre del oro que iluminaba las aguas.

-Era... (Dejó de mirar a lo lejos, bajó su cara a sus manos) era uno de nuestros sitios...

Volví a sentarme recta en el banco, dejé de mirarla, no podía, nunca había llorado delante de ella y tenía que seguir siendo así. Aun que pensase que era fría, o incluso que no la quería. Sé que lo pensó alguna vez... Y yo nunca dije nada para negarlo, por eso es mejor que no la mire, es mejor que me aparte de ella para siempre...

-¿José? Te lo ha dicho él...
-No. (Noté como se giraba y me miraba) Te he visto salir de su camerino... (Asentí) ¿Por qué Vanesa... porque vuelves ahora?

Cerré fuerte los ojos, intenté calmarme pero ya no podía más. Me levanté, me giré y la miré.

-¿De verdad piensas que sabía que estabas en el restaurante? (Me reí) No eres el centro del mundo Malú...
-No lo digo por eso... (Dejó de mirarme y mi vista también la aparté de ella)
-¿Entonces?
-Has ido a ver a mi hermano... ¿Por qué?
-Necesitaba explicarle lo del restaurante, (volví a sentarme) el si se pensó que estaba ahí porque lo estabais vosotros... Le debía una explicación...
-¿Y yo no, Vanesa?

Y su mirada se clavó en mí, noté como me desafiaba, como su voz dejó de estar calmada, respiró, ella también estaba cansada de todo aquello.

-Voy a contestártelo yo misma... (Me dijo, y me giré para enfrentarme a ella) Si, claro que sí. Me merezco todas las explicaciones que me debes, por cada mala cara, por todos los desplantes, por todos los minutos que te esperé y nunca llegaste, por todas las canciones sin nombre ni razón.
-¿Ni razón? Malú... no sabes nada...
-¡No! ¡Claro que no lo sé! ¡Porque eres una cobarde! (Se levantó) Porque nunca me has querido Vanesa... Nunca...

Iba a irse cuando me levanté y cogí su brazo, fuerte, quizás le estaba haciendo daño pero con sus palabras me lo había hecho a mí.

-No vuelvas a dudar eso. (La primera lágrima cayó, y esta vez no iba a esconderme) Te he querido mucho... (L solté) Como a nadie... (Y dejé de mirarla)
-¿Entonces... porque te fuiste? (La miré, sus lágrimas también llegaron)
-Me fui Malú... me fui porque no podía hacerte eso... no podía no hacerte feliz... no podía seguir escuchando que no era buena para ti, para tu carrera... No podía vivir sabiendo que no era lo mejor para ti.
-¿Pero si podías vivir sin mí?
-Malú...

Dio un paso atrás, y dejé de mirarla, supongo que había perdido para siempre. No podía vivir sin ella, creí que ella tenía que vivir sin mí, y supongo que mi deseo se ha cumplido. Volví a mirarla, no tenía nada más que perder, di el paso adelante que ella había dado hacia atrás, le miré a esos ojos que tanto echaba de menos, dejé mis manos suavemente en su cara, cerró los ojos y sonreí.

-No... (Los abrió de nuevo, dejé de sonreír) Nunca voy aprender a vivir sin ti... (Sonreí de medio lado, le brillaban los ojos) No hasta que me olvide de ti, y créeme... lo he intentado muchos años y no lo he conseguido...
-Vanesa... Yo...

La callé, no quería oír nada más. Sonrió mientras le besaba. Mis manos en su cara mientras ella apretaba mi nuca. Como había echado de menos sus labios. Su respiración contra la mía. Su lengua luchando con la mía. Tuve que parar, tuve que frenar y detener mis impulsos. La miré mientras ella apoyaba su frente en mi pecho.

-Quiero que seas feliz, y si... él... (Me miró, iba a hablar pero esta vez uno de mis dedos apoyados en sus labios la hizo callar) si Gonzalo lo hace... yo... yo estaré bien...

Me separé, lentamente, dejé un beso en su frente antes de irme, cogí mi mochila, me giré y desaparecí de ese puente mientras ella gritaba mi nombre, y mis lágrimas caían sin control, mientras mi corazón se había roto en mil pedazos e iba cayendo detrás de mí.

Llegué al hotel horas después, decidí perderme por Sevilla. Alba, aun despierta me esperaba, me abrazó y oió toda mi historia hasta que el sol nos dio los buenos días. Cansadas cogimos el tren hasta Madrid, me despedí de ella bajándome del taxi. Me quedé todo el fin de semana en casa, apenas contesté alguna llamada, paseé a Candela bien entrada la noche y no todo el tiempo que ella le hubiera gustado, pero apenas tenía ganas de nada, y lo noté, noté que esta vez sí, esta vez sí que mi vida se la había llevado Malú.

Me desperté el lunes con una llamada urgente de Ana, me dio treinta minutos para arreglarme e irme a la oficina, llegué en menos tiempo, raro en mí, pero no había ni desayunado, no tenía apenas hambre. Entré y estaba al teléfono, se la veía nerviosa, no paraba de ir de un lado a otro del despacho.

-Así lo haremos... no te preocupes... (Iba diciendo Ana a la persona que tenía detrás del teléfono) Hablamos más tarde... sí... chao...

Dejó de un golpe su móvil en la mesa, me miró y sin apenas decir nada me dio un sobre grande de color marrón. Me senté en la silla, y mientras lo abría Alba llegó.

-¡Buenos días por la mañana!

Entró sonriente, la miré igual. Había estado muy atenta este fin de semana, pero sin ser una persona pesada. Me había hecho reír a cada llamada que había recibido desde que nos despedimos al llegar a Madrid. Volví al sobre que me había dado Ana, lo abrí, saqué lo que había dentro. No podía ser.

-Alba... (Miré a Ana, estaba seria mirando a Alba) Estás despedida.

Arañando el destinoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن