Capitulo 26

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Capítulo 26

Aparqué casi en la puerta de su casa, apenas unos metros antes de llegar a su coche. Respiré, estaba nerviosa pero a la vez segura de lo que iba a hacer. Bajé después de coger un sobre del asiento del copiloto, por suerte no vi a ningún fotógrafo, ni ningún periodista que estuviera por allí. Me tranquilicé cuando oí el ruido de un perro, sonreí al reconocerlo. Me acerqué a la puerta y llamé al timbre. Segundos después nadie contestaba, los perros no se oían, ni hubo ninguna señal de que ahí hubiese alguien. Quizás tenía ensayos y le han recogido, pensé. Pero, vi como la luz de la cámara se encendía, miré y esperé. Nadie dijo nada. Resoplé. Quizás no había sido buena idea, quizás no tiene ganas de verme, quizás se ha cansado de mí. Me di la vuelta, no iba perder el tiempo, estaba a punto de abrir el coche cuando oí mi nombre. Me giré, y a los segundos estaba delante de mí.

-¿No me escuchabas? (Negué) Estaba gritando tu nombre pero el telefonillo se ha estropeado... Le he dicho a los perros que callaran pero ni por esas... (Sonreí)
-Me alegra que hayas salido. (Sonrió)
-Anda, vamos dentro que empieza a refrescar.

La seguí mientras entrabamos en su casa, seguía todo como la última vez, hace apenas unos días. El olor inundó mis recuerdos de nuevo. Danka me saludó mientras lo demás también correteaban a mí alrededor, me reí.

-Chicos, dejar a Vane.
-No te preocupes Malú... me encantan.

Sonrió, y no sé por qué pero me miró de una forma que no pude ni aguantar sus ojos en los míos, me ruboricé y me centré en saludar a Danka.

-¿Quieres tomar algo? (La miré y negué con la cabeza) ¿Ni un poco de vino? (Se rio)
-Muy graciosa... Pues mira, si... un poco de vino blanco.
-¡Hecho!

La manada siguió a Malú y pude quitarme la cazadora y sentarme en el sofá, y observé las fotos y cuadros que acompañaban el salón. A los pocos segundos Malú llegó con una copa de vino para cada una y se sentó a mi lado. Di un sorbo y miré hacia la mesa, no sabía por dónde empezar y los nervios me comían.

-Pensé... (La miré, había roto el silencio) Pensé que después de todo lo que te he dicho esta mañana.... No volvería a verte...
-Piensas demasiado... (Añadí sonriendo, mientras ella bajaba su mirada y se concentraba en el vino) ¿Está... está Gonzalo?

Me miró rápido y negó con la cabeza,  sonreí, cogí su cara con mis manos y la besé. Me moría de ganas de hacerlo y no iba a frenarme, tenía razón en tantas cosas, pero eso terminaría aquí y ahora. La besé con miedo, un miedo que fue disminuyendo cuando me cogió la cara y soltó su lengua dentro de mi boca. Sonreí en medio de aquel beso inesperado. Me separé de sus labios juntando nuestras frentes.

-Se acabó Malú... (Se separó un poco y mi miró a los ojos, sonreí) Se acabó ser cobarde, voy a luchar por ti, por nosotras. Me da igual lo que digan, lo que puedan inventar o no. Me da igual que tengamos que pasear de la mano por las calles mientras nos persiguen los fotógrafos, me da igual. (Me sonrió, cogí sus manos y continué). Quiero ser feliz, quiero despertarme por la mañana sabiendo que soy mejor porque tú estás. (Sonreí) No quiero beberme una botella de vino sin ti (se rio y apreté fuerte sus manos), estoy aquí porque no voy a perderte... esta vez no... (Me puse sería y dejé de mirarla) Soy valiente en mis letras,  enfrentándome a Rosa para protegerte, pero en cambio, cuando se trata de nosotras...
-Vane...
-Espera (La miré), déjame terminar... Cuando se trata de nosotras tengo miedo. Miedo a hacerte daño, y si... al qué dirán... pero, aquel día, ese maravilloso y aterrador 3 de septiembre me di cuenta que lo que teníamos era aún más especial de lo que creía.
-Ese aniversario de Cadena Dial... (Sonrió) Fue agridulce...

Cogí el sobre, lo abrí rápidamente y saqué todo lo que llevaba en él. Fotos de la gala, del backstage, de la salida y una carta. Miró las fotos, sonrió, esos ensayos, esas miradas que pedían besarnos, esas sonrisas que nos dedicamos y un simple cambio de micros encima del escenario que hizo que el palacio de deportes se cayera por los gritos. Esa complicidad con Alejandro, 'vosotras dos, detrás de mí', sonreí al recordar aquel momento. Cogí la carta doblada que había sacado, y se la di. Cuando la desplegó se encontró con una foto, era yo misma detrás del palacio, apoyada en la pared, esperando que la vida me cambiase de nuevo.

-Te esperé... te esperé hasta que el sol estaba a punto de recibir el nuevo día... pero... no apareciste...

Arañando el destinoWhere stories live. Discover now