Capitulo uno

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Unos meses después

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Unos meses después...

Suelto el aire y camino más de prisa, a lo lejos veo unas grandes casas que son las que me dan la bienvenida a la lujosa urbanización donde vive mi padre.

El clima es frio y más a esta hora de la noche, el sol ya se ha ocultado, por eso decido tomar un atajo, sujeto los libros contra mi pecho y mantengo la cabeza gacha, tropiezo con una piedra y hago equilibro para no caer al piso, poco después siento algo extraño en mi zapato y tomo asiento en una banqueta para revisarlo, la suela se le ha despegado.

—Diablos —refunfuño.

Siento una brisa fría y mi cuerpo tiembla, veo a mi alrededor y no hay nadie. A lo lejos veo una figura pero la poca luz me impiden ver bien, esa figura camina hacia mi lugar provocando que me ponga en pie con nerviosismo.

Dejo escapar el aire por mis labios y trato de relajarme. Esta es una cuidad segura y mas en el lugar donde me encuentro; tal vez ese alguien solo está de paso.

Escucho algo a mis espaldas y me doy la vuelta chocando contra alguien, al ver de quien se trata me relajo de inmediato.

—Si quiere la llevo a casa, joven Bianca —propone con voz monótona.

Veo al vicepresidente de Monserrate Interprise Holdings inc y le doy una sonrisa cordial.

Él entorna los ojos y ladea la cabeza.

—Señorita no ha respondido a mi propuesta —reprende.

Le doy un asentimiento lo cual hace que él frunza el ceño, me brinda su mano como un caballero en la edad media, la tomo y agarro mis libros los cuales son quitados de mis manos por el castaño. Caminamos a su auto, me ayuda a subir y luego entra con la elegancia que él solo posee. Veo su casa al frente y como siempre quedo impresionada, no por lo grande sino por lo simple y blanca, con jardines verdes, algunos pilares con enredaderas y una pared de vidrio.

No sabia en que calle estaba, por eso no reconocí la casa de el famoso empresario hijo del jefe de mi padre.

—No debería estar sola a estas horas —Pone música a bajo volumen—. Siempre hay alguien con malas intenciones.

Su rostro inexpresivo cambia a uno de disgusto.

—Lo sé —Cierro los ojos y trato de recordar el nombre de la pieza musical que suena—. Kesson dasfed de Aphex Twin. Sombría y algo melancólica, pero con un ritmo constante y fuerte —Él me da su aprobación asintiendo mientras sonríe de lado.

Convénceme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora