Capítulo 16

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La habitación de Taehyung era justo como la recordaba. Estaba decorada con superhéroes de Marvel que ambos amaban y los mejores protagonistas de sus videojuegos favoritos. Nada había cambiado.

Incluso su estantería de trofeos permanecía intocable. El mayor le ofreció sentarse en su cama, pero Jungkook no podía dejar de observar aquella pieza de oro que debió ser suya.

— Jungkook, siéntate. — Ver la medalla que por ley debió pertenecerle y agregar la voz de su excompañero de fondo no le había hecho nada bien, volvió a mirarle con odio, pero esta vez el chico le correspondió inexpresivo. Palmeó un espacio a su lado, en la superficie de la cama, un par de veces, indicándole que se sentara junto a él.

Bufando, hizo lo que silenciosamente le habían ordenado.

No estaban hablando, no estaban haciendo nada. No sabía por cuanto tiempo habían permanecido de esa manera, por lo que Jungkook sacó el celular de su bolsillo y miró la hora; 7:30, marcaba el reloj. Notó que en sus notificaciones tenían un par de mensajes de Jimin, por lo que iba a responderle. Pero justo en ese momento…

— Jungkook. — El susodicho rodó los ojos, como era su costumbre. Dejó el teléfono a un costado y se dedicó a mirar al chico a su lado.

— ¿Qué quieres? — Respondió cortante. Taehyung lo miró con tristeza.

— Es la última vez que me verás, y, ¿aun así te empeñas en odiarme?

— Si. — Dijo sin lugar a dudas. Él lo odiaba, era una de las pocas cosas de la que estaba seguro.

— ¿No puedes fingir, al menos? — Jungkook vio cómo el ceño de su mayor se fruncía débilmente y su respiración se entrecortaba poco a poco. Parecía a punto de estallar en llanto; más bien, parecía devastado.

— No. — Dijo otra vez de la misma manera, observando al castaño con cautela.

— ¿Sabes por cuanto tiempo llevamos siendo amigos? — Ahora su voz había subido de tono y escupía las palabras con amargura. Su ceño fruncido se había pronunciado.

— No lo sé, no llevaba la cuenta. — Jungkook quería ver hasta dónde llegaba todo esto, así que siguió respondiendo de la misma manera. Distante y cortante.

— Cerca de 10 años, eso es mucho. — Taehyung lo miró, como diciéndole que reaccionara y que lo perdonara sólo por el hecho de que llevaban mucho tiempo uno al lado del otro. Jungkook lo miró indignado, sin poder creer lo descarado que había sonado.

— Pues eso no parecía importarte. Hipócrita, yo tampoco te importaba. — Soltó con el tono más hiriente que encontró, remarcando la palabra “Hipócrita” sílaba por sílaba. Taehyung era un hipócrita, eso era. No había otra palabra que lo describiera mejor.

— Sí me importas, Kookie, me importas. — El mayor se irguió en su puesto, esta vez quedando más cerca y mirando a su menor cara a cara. Desde esa distancia, el pelinegro, aunque tenía los brazos caídos y hombros rendidos, tenía toda la apariencia de alguien que se estaba a milisegundos de estrangularlo. Taehyung concluyó que poco le faltaba, pero se estaba conteniendo para no hacerlo.

Luego de años de intentar arreglar lo que había roto, las partes filosas del cristal habían salido.

— Pensé que te había dicho que no me llamaras así. — Jungkook se tensó, incapaz de soportar todo lo que se llamado por ese nombre convenía. Sólo de escucharlo se sentía horrible; se sentía como basura, utilizado.

— No, yo te puedo llamar así cuantas veces me plazca. — Ahora Taehyung le había tomado por los hombros, rápidamente. Jungkook no podía decir con claridad en qué momento se había separado de piernas y lo había dejado acercarse de esa manera, su cara casi y tocaba su abdomen. Con cierto temor a lo que podría encontrarse, miró un poco hacia arriba. El castaño lo miraba tan enojado, logrando que un pequeño estremecimiento le recorriera toda la espalda. Estando tan cerca, podía sentir su respiración chocando con su piel. Luego de unos segundos en la misma posición, el entrecejo del mayor ya no mostraba aquellas arrugas de manera tan furiosa, ahora había vuelto a aquella expresión dolorosa que había adornado su cara la mayoría del tiempo aquel día. Jungkook cerró sus ojos, no importaba lo que Taehyung hiciera, jamás podría perdonarlo. Lo había lastimado de tal manera que en aquel momento sólo lo quería lejos, muy lejos. Soltó un ligero suspiro al sentir el frío acompañado con algo de humedad…luego una superficie suave. Un ligero movimiento que apretó sus labios exquisitamente, seguido de una descarga eléctrica. En aquel momento dejó que una lágrima descendiera por su mejilla libremente. Taehyung le había besado. —  Yo te apodé así, que no se te olvide. — Se separó de él susurrando. No podía ser tan débil, no iba perdonarlo.

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