Capítulo 10

15.2K 1.9K 196
                                    

- Buenos días. - Le saludó Namjoon, desviando la vista del periódico en sus manos. Jimin no respondió, se aproximó a la mesa en donde estaba y se sentó en una silla. El desayuno estaba servido y un humeante café lo acompañaba. A pesar de eso, el castaño no tenía una pisca de hambre. Suspiró y procedió a recostar su cabeza entre sus brazos cruzados, no sin antes tomar al menos, un sorbo de café. - Te ves fatal.
- No pude dormir en toda la noche.

- Y eso, ¿a qué se debe, entrenador Park? - Dijo subrayando el apellido con sarcasmo. Recibió un gruñido como respuesta.

- ¿Qué sabes de Jeon? - Las palabras salieron sin poder detenerlas. Había pasado toda la noche pensando en él, en cómo la aguja dejaría marcas en su piel. Soñó con él y su mirada perdida en la mañana, preguntándose qué había pasado la noche anterior, con un intenso dolor de cabeza y sin saber cómo se supone que había llegado a su cama. De no ser el caso en donde sus padres lo drogaran mientras dormía. Oh, Dios, que así sea. Sólo deseaba que el medicamento no le fuera administrado de manera violenta.

- ¿Jeon? - Namjoon se mostró embrollado. Jimin nunca preguntaba por gimnastas. Tal vez era por el acontecimiento del día anterior. - ¿Estás preocupado?, su padre nos dijo que esto pasaría. - Le quitó importancia al asunto, devolviendo su mirada al periódico.

- Sí, estoy preocupado. - Silencio.

- ¿Disculpa? - Preguntó atolondrado.

- Me estoy muriendo de la preocupación.

¿Qué diablos acababa de decir?

- ¿Estás bien? - Inquirió palmando la espalda de un, posiblemente, enfermo Park Jimin.

- ¿Podemos... podemos ir a su casa? - Dijo levantándose de golpe de la mesa.

- Wow... wow, tranquilo. - Le calmó levantando las manos e intentando que no se moviera aún más, cuando seguramente tenía una fiebre de cuarenta grados.

- Namjoon, vístete, hay que ir. - Respondió apartando sus manos.

- Estamos a las 7 malditas primeras horas del día. Yo no voy a ningún lado.

- Será una visita rápida.

- No, Jimin. Siéntate. - El chico obedeció, lo que el rubio aprovechó para echarle una ojeada, detenidamente. Miraba hacia todos lados, inquieto; los ojos le brillaban. Al inclinarse un poco sobre la mesa, pudo ver que el castaño apretaba sus manos son fiereza, enojo. Su respiración era agitada y tanteaba el pie derecho con el piso, involuntariamente. Jamás le había visto de aquella manera. Estaba preocupado. Desesperado, más bien. No sabía que el episodio de Jungkook podría dejarlo de ésta manera. Namjoon tragó duro, no sabía de qué manera tratar con el chico frente a él, el cual parecía a punto de padecer un colapso nervioso. - Oye, fue sólo un ataque de hipocondría. Además, su caso es algo realmente leve. Sólo sucede cuando se lastima el hombro derecho. No siente que está herido o padece de algo, constantemente. A diferencia de otros hipocondriacos...

- Jeon Jungkook ni siquiera sabe que es hipocondríaco. - Le calló súbitamente el monólogo. No tenía tiempo para esto. Por otro lado, Namjoon no supo cómo responder a eso. Parpadeó un par de veces, aturdido. Por supuesto que Jeon sabía que era hipocondriaco, no hay forma de que no lo sepa.

- No entiendo lo que quieres decir. - Rio nerviosamente. Jimin estaba afectado, eso era todo.

- No lo sabe, porque sus padres le obligan a tomar un medicamento que hace que olvide su enfermedad al día siguiente. - Namjoon estuvo a punto de reclamar y Jimin levantó una mano en señal de que cerrara la boca. - No...no. No su enfermedad, exactamente. Sino, malos recuerdos dentro de un arco de 24 horas. Es sólo que la mayoría de las veces sus malos recuerdos tienen que ver con hipocondría.

- Está bien... tú quédate aquí. Tengo que ver qué tenía ese café. - Namjoon sintió un apretado agarre alrededor de su muñeca antes de retirarse de la mesa. No quería pelear con el chico pero su comportamiento estaba sacándolo de sus casillas. Era absurdo, todo lo que decía. Aquello de lo que Jimin le hablaba no era más que una grave acusación, que de ser cierta - lo cual no podía ser - , la familia entera de Jeon iría a prisión por un largo tiempo. El chico que estaba sujetándolo de la muñeca, mirándolo con furor, no tenía ni las pruebas ni el derecho, para condenar de ésta manera a personas inocentes. - Quiero que me sueltes.

- Y yo quiero que me escuches.

- No voy a hacerlo. ¿Tienes idea de cuan grave es lo que me estás diciendo?, ¿cómo afecta a los Jeon?, ¿cómo afecta a Jungkook? - Jimin aflojó su agarre. Claro que sabía que Jeon Sungjin sería mandado a prisión si aquello salía a la luz. En lo que no contaba era la posibilidad de que su esposa también estuviera involucrada. No sólo eso, tampoco había pensado que esto podría dañar a Jungkook de alguna manera. No podía pensar en ninguna forma en la que una completa víctima como Jeon Jungkook, saliera perjudicada. - No puede ser, ¿enserio pensaste que no saldría lastimado? Estamos hablando de un crimen. Todo crimen tiene secuelas. Jungkook jamás podría poner sus pies en el campeonato de invierno ni en ningún otro lugar. Lo enviarían directo a un psiquiatra en cuanto se enteren de que es hipocondriaco y ningún gimnasio lo aceptará cuando sepan que toda su familia irá a la cárcel. Su reputación caerá por los suelos, más de lo que está. Por favor, dime que sólo te lo estás inventando. - Jimin negó, enserio anhelando porque todo fuera mentira.

No podía hacer nada por Jungkook. Tal vez era lo correcto a hacer, pero aquello lastimaría al chico de sobremanera. Con todo lo que pasaría luego de contar la verdad, Jeon Jungkook recaería en un nuevo trauma, como mínimo.

Namjoon soltó un sonoro suspiro y volvió a sentarse en la mesa, abrumado por todo lo que estaba pasando. Jungkook era un gran chico, lo había estado ayudando por el próximo mes y podía decir con seguridad que era un ángel caído del cielo, con un montón de demonios en su interior.

- Namjoon...

- Cierra la boca, estoy tratando de pensar. - Colocó la manos a ambos lados de su cara, acomodando los codos en la mesa. Había tantos contras que era difícil ver los pros. Más bien, no había ningún otro que no fuera la satisfacción de haber dicho la verdad, aunque esto implicara grandes consecuencias. Suspiró nuevamente.

Él no podía conformarse con eso.

Vio como Jimin corría al segundo piso y volvía con su teléfono en las manos. Namjoon preguntó qué hacía.

- Llamo a todos, la práctica de hoy se cancela. Un día libre no estaría mal.

- Jamás he estado más de acuerdo.

- Hay que encontrar una solución, me niego a quedarme de brazos cruzados. - Dijo mientras tomaba un par de cosas y se encaminaba para salir. Namjoon rápidamente se aproximó a él, tomándole del hombro.

- Como hagas alguna mierda impulsiva, te mataré. - Le advirtió el rubio.

- Sólo me reuniré con él por un rato, para saber si está bien.

- ¿Eres consciente de que Jeon Sungjin te tiene completamente en su mira, sabiendo que lo sabes todo?

- Él piensa que no soy capaz de nada.

- ¿Y?

- Quiero demostrarle lo contrario.

Olympics (五輪) ʲⁱᵏᵒᵒᵏWhere stories live. Discover now