Capitulo 14

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Pude contactar a Mitch con facilidad y descifrar lo que necesitaba saber sobre él y tenía razón, tenía algo raro. Tal vez no tan grave pero al mismo tiempo demasiado desilusionante. Me lo contó sin peleas y sin que yo se lo rogara. Es como si él hubiera esperado hace mucho tiempo que alguien le preguntara porque era así. Me llamó por teléfono y me contó su historia como si estuviera leyendo un libro. No se trababa y no hacía falta hacerle preguntas.

Era simple, él nunca fue gay, él no es gay. Solo perdió al amor de su vida y a su mejor amigo al mismo tiempo. Explicó que siempre le habían gustado como eran las chicas, pero nunca una con exactitud. 

Me hice su amiga con tan solo escucharlo, y pensé que había una posibilidad de unir a Anna y a Mitch de una vez por todas. Me decidí no decirle nada a los dos. 

 Le puse fin y ya, mamá me preguntaba que cuanto me iba a demorar con el teléfono en el oído, que el día siguiente tenía que ir al colegio.

Perfecto, tenía un espectáculo a mi disposición.

El triángulo amoroso de Sheldon, Julie y Jhonny. Y Ross rogándole. Anna y Mitch no pueden estar juntos. Amie y su mejor amiga, Silvana, están separadas de curso. Phil le hace la vida imposible a Drew, al igual que los demás niños del salón. Hay tres estudiantes en mi curso que quieren pasar a al siguiente curso que vienen de la misma escuela. Lindsay estaba muy interesada con Amie, y no habla nada más. Austin no me conoce.

Podía seguir la lista con mil cosas sobre Austin, sus ojos, sus ojeras, su caminado, sus suspiros. Era una ardilla tímida en el otoño revoloteando y haciendo bailar las hojas. Era un fastidio estar con él pero al mismo tiempo cuando se iba, lo extrañabas.

Wow, estaba mal. Muy mal de hecho. ¿Cómo una niña de trece como yo puede ver de muchas formas increíbles a una persona como él? ¿Por qué no lo puedo hacer con alguien más? Ni siquiera con Mitch, que de hecho me impresionó con su fluidez al contarme esa historia.

El mundo podía voltearse cuantas veces quisiera, y podía imaginar a Austin y a mí, estáticos aunque alejados. De alguna forma saltar hacia él y conocerlo era un deseo interno que llevaba las pocas semanas de clase. Al verlo desde lejos, a veces volteaba a ver o se reía. Entretenía mucho imaginar historias con él.

Termine mi día y lo resumí sin cerrar los ojos. Acomodando los pies en las sabanas lisas tratando de hundir mi cabeza en la almohada como si no tuviera un fondo. De alguna forma quería expresar la curiosidad que se escurría en mi cabeza.

Me levanté para un jueves y empecé de nuevo.

Era jueves y antes de almorzar teníamos dos horas de educación física, entonces salíamos a las canchas para llevar a cabo ciertas actividades, la mayoría en grupo, y siempre me hacía con las pocas chicas del salón.

El sol rodeaba las canchas y la hierba verde, íbamos a jugar captura la bandera. Lastimosamente el maestro iba a formar los equipos y era imposible que fuera a armar solo a un grupo de chicas, que por lo tanto nos haría perder porque somos bien flojas.

El profesor tenía sus rollos, escogió de capitanes a los más agiles y los que tenían mejor cuerpo. Tomás y Johnny se hicieron al frente uno al lado del otro.

-Bien, Tomás escoge tu primero- Dijo el profesor.

Tomás también venía de la escuela de Anna, era súper disciplinado y era veloz al jugar. Escuchaba black metal y era ateo. Las maestras lo amaban por ser más listo que los demás y todos nos sentíamos inferiores a él cuándo alzaba la mano. Tenía algo característico que lo hacía ver más maduro que los demás aunque la verdad, no fuéramos mucho menores que él. Penny y Amie ya habían hablado con él, pues ellas eran lindas, y él era lindo con ellas. Conmigo, nada. Solo habló conmigo para hacer un trabajo de historia, pero me trató bien. Parecía bueno estar de su lado, ganar confianza con él. Era extraño, como si fuera valioso.

El tiempo necesario para crecer.Where stories live. Discover now