capitulo 8

8 0 0
                                    

Desde que Julie y Ross dejaban de reunirse, Austin y yo ni podíamos cruzar la mirada. Bueno, la verdad era que no queríamos de ninguna forma, o no había necesidad de hacerlo. No sabía las intenciones de Austin conmigo, que pensaba de mí, si le importaba o no. Y me daba dolor de cabeza al profundizar la idea de que nada de eso era verdad, que para él era un fantasma mientras el para mí es lo que más puedo notar en el lugar.

Luego de un mes, parecíamos desconocidos. Pero yo siempre lo tenía en cuenta cuando estaba al otro lado del colegio.

El álgebra me estresaba, Julie no sabía con cual quedarse, Anna se quedaba conmigo, y conocí a Maggie y a Valerie, de un grado mayor, aunque de diferente salón del de Austin.

Eso era todo, y el mes se convertía en milenios.

Sin embargo, Julie no me dejaba atrás. Las cosas se ponían interesantes cuando ella empezaba a prometerme una que otra situación, las cuales no podía imaginar.

-Descuida a mí no me da vergüenza, te prometo que todo esto funcionara- Me susurraba haciendo un trabajo de parejas en religión, porque el maestro ya nos había advertido que empezáramos a trabajar.

Yo la miraba de reojo, buscando las respuestas entre las páginas. Pero todo o que ella me decía, daba círculos en mi cabeza.

-Pero debes poner de tu parte, ¿De acuerdo?- volvió a decir clavándome sus ojos en los míos.

-¿Qué tengo que hacer?- Pregunté sin pena, con impaciencia. Era obvia la respuesta pero al decirla se veía imposible, y luego volví a guardar mis puños en los bolsillos.

Me imaginaba de nuevo a Austin frente a mí, con sus ojos infelices dando vueltas a todos los extremos que podía aprovechar. Su pierna impaciente por largarse ya y sus palabras pobres golpeando para abajo mis intentos para acercarme.

Si pasó dos veces, pasarán miles de veces más pensaba yo. Que en ese momento podía mandar todo ese plan a la mierda.

-Vas a tener que sostener una conversación con él- dijo, parecía que por mi conveniencia. Si no quería que me pasara algo muchísimo peor.

Toda mi emoción se pudo rebajar un ochenta por ciento, pero los treinta que quedaban sostenían aun los gustos que tenía por él.

-Ya se me quitaron las ganas- Dije sin cuidado, y parecía que Julie se hubiera ofendido, luego resopló y siguió copiando.

-Sé que es tímido...- Intento decir como si intentara consolarme

-Es un tarado- la interrumpí con agresividad, llevando a otro extremo la situación, sin darme cuenta había destruido la punta del lápiz contra la hoja de trabajo, como si hubiese querido apuñalar un insecto.

-Pero a ti te gusta- Dijo señalándome con el lápiz y con ojos traviesos, tratando de hacerme enojar por diversión.

-Y yo no a él- Sonreí sarcásticamente, luego eché un resoplido y seguí escribiendo. Sin mirarla, sabía que iba a reírse y darme un abrazo consolador como si fuera una estúpida.

-Aún no sabes nada- Dijo entre risas.

-¿Y qué tengo que saber?- Pregunté con desanimo, cansada. De escribir, de pensar, de todo aunque sea una tontería.

De que Julie no hiciera nada más que meterme esperanzas inservibles y hablar a cada rato con Phil, y yo, tratando de buscar la frase indicada en un texto de cuatro páginas.

-Debes saber que existe la posibilidad de interesarle-

-Tonterías, entrégale esta mierda al profesor, ya hasta creo que hablamos demasiado-

Luego Julie se fue corriendo detrás del profesor que estaba saliendo a la oficina de maestros.

El tiempo necesario para crecer.Where stories live. Discover now