El tiempo necesario para crecer.

Capitulo 15

El día de teatro y poesía se hacía en una semana y perdíamos muchas clases haciendo la escenografía. Había considerado hacer parte de la obra de teatro, pero lo dudaba. Podía ahorrarme las vergüenzas y las miles de horas parada exponiendo lo mismo o podía aceptar el diez para el resto de la jornada. La misma profesora había preparado un papel especial y exclusivo para mí. Me había pedido varías clases atrás que pensara en participar. La verdad desde el principio ni ganas tenía de participar. Sin embargo, lo empecé a considerar. Mientras perduraba la clase, trate de ayudarle a Penny con su dialogo, que iba a participar también.

Amie se quedó mirándome por un instante, se me hizo algo extraño, como si estuviera evaluando cada uno de mis movimientos

-Y...bueno- empezó a murmurar -¿Vas a participar?

-Sí, eso creo- Respondí, aunque de buena manera.

-Bien ¿Necesitas ayuda con el maquillaje?- Sugirió, parecía que realmente le interesaba eso. No sabía exactamente si era solo porque quería mostrar su talento o porque éramos amigas.

-Sí, ¿Por qué no?- Acepté, de nuevo, con buena energía.

-Bien...¿Y has pensado algo?

-No, la verdad no, No sé cómo se maquillaría una sirena-

-Yo si- Dijo, un poco entusiasta -O bueno, tengo una idea-

-¿Cuál es? -Sería una flor en el ojo, el diseño de olas en los ojos

-¿Cómo sería eso? -¿Cómo te vestirás?

-Un vestido blanco, con encaje en la espalda. -Perfecto.

Cuando dije lo del vestido y cuando acepte que ella me maquillara algo la hizo ver más alegre, como si lo hubiera planeado con anticipación. Cosa que no miré venir tan mal. Amieahora me demostraba que podía ser muy sensible en ese aspecto. Era diferente, se le iluminaba el rostro, los ojos marrones. Y la sonrisa fluía más.

La miré un poco raro, pero luego me reí y seguí hablando:

-Vale...Pero no tengo maquillaje. -Sabes que yo sí.

-Entonces, ¿Usaremos el tuyo? -Supongo, pero, Tu madre no tiene maquillaje?

-No el que necesitamos. -¿Cuándo es la cirugía?

No pensé que se acordaría, a ella nunca le había importado la vida de los demás, menos la mía por lo visto.

-¿Te acordaste? -Sí, ¿Ella está bien?

-Más tranquila que yo- Dije con gracia

-¿A que le tienes miedo?

-A que quede ciega- Fui directa en ese sentido, nada más me preocupaba que quedara totalmente ciega.

-Ay vamos, va a estar con cirujanos expertos. Vale la pena que haga la operación- Me consuela.

-No lo entiendes- Exigí -No puedo dejar de pensar en cómo terminará después de salir del quirófano. Gritando del dolor, solo con papá. Dicen que después de una cirugía ocular sientes que se te quema todo-

-Vamos, sabes que no será fácil para ella, pero vale la pena. No es tu responsabilidad cargar el dolor de ella. Eres muy buena hija.

-Y ella es una excelente mamá. Al igual que mi padre. Ellos cargan mi dolor una y otra vez, también el de mi hermano. ¿No debería yo cargar su dolor?

Por un instante Amie se queda callada, nos miramos y nos reímos por un momento.

-¿Cuál es tu dialogo? -No tengo dialogo

Me miró sorprendida y esperó a que yo continuara

-Tocaré unas líneas de guitarra acústica. Haré algo así como la música de fondo o ambientación.

Volvió a mirarme igual, con ganas de aplaudirme. Reconociendo que podía ser un privilegio.

-Eso es nuevo. -Lo sé- Me reí sintiéndome extraña, reconociendo que tenía razón.

-¿Qué vas a tocar? -La profesora me dejó escoger, una apertura y una salida. Una improvisación cuando estén actuando.

-¿Pero sigues siendo un personaje? -Sí.

-¿Quién eres? -Euterpe, la musa de la música. Toca la flauta pero yo tocaré la guitarra.

-¿Puedes elegir las líneas de guitarra que quieras?

-No, tienen que ser respecto al ambiente, mi trabajo ahora es mostrarle a la profesora diferentes líneas y probar en los diferentes ensayos-

-Debe ser un poco difícil definir en qué momento es donde tienes que tocar tal cosa o la otra.

-No es totalmente mi responsabilidad. Solo son tres escenas, y repito dos veces la línea principal. Además puedo improvisar sin salirme de los acordes o la escala determinada.

Empecé a recordar cuando me hice notar y logré algo, salvé la vida de su novio. Cuando vi su cara pálida y su piel muerta como la de un pescado, retorciéndose como un gusano. El inicio de todo fue cuando empecé a tocar y el me observó y me puso atención.

Seguimos hablando el resto de las horas de clase. Sintiendo y descifrando cosas cuando trabajábamos en equipo. No nombrábamos a Austin ni una sola vez.

En la hora del almuerzo, Anna y yo fuimos hacia el restaurante y reclamamos nuestras bandejas. Era carne frita con arroz integral, ensalada de aguacate y crema de espinacas. Como siempre solo comía carne, ensalada y tomaba la crema. El postre se lo regalé a Anna. Las conversaciones de las diferentes personas en el espacio no lograban perturbar mis pensamientos que tenían un tema central. Una enfermedad, un problema emocional que nos unía. Que se sentía tener la vida de una persona en mis manos por un momento, sentirme dueña de la situación aunque sin poder escapar de mis consecuencias.

Anna y yo no comentábamos mucho, ni poníamos tema de conversación. Ambas teníamos hambre, cada una con sus pensamientos y su comida. Por un instante se cortó mi concentración. Vimos una pareja de esposos entrar en el salón y detrás de ellos, un muchacho. Apenas lo observé Anna lo reconoció:

-El también viene de la academia francesa-

No lo observé con detenimiento, pero captó mi atención. Era un muchacho alto, de cabello opaco, mejillas rojas. Tenía la Mirada perdida e incierta, no sentí nada más que intuición, una fantasía

totalmente diferente. Desapareció por los pasillos, pocas personas notaron su presencia y lo voltearon a ver.

-¿Se inscribirá?- Dije con esperanza, sin saber porque me importaba tanto.

-Posiblemente- Acertó Anna -Todos mis compañeros terminan aquí, es muy posible que sí-

Asentí con desinterés, sin alargar la curiosidad. Seguí pensando en mi solo de guitarra, Amie y Austin, mamá. Cada vez más los veo más importantes. Pero hubo un momento fresco, en el que me distraje con algo que no conocía tanto. Vi otra salida ahí, la cerré de enseguida.