capitulo 6

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Llegaba cierta gente con la camisa de su país, otras llevaban listo su vestuario típico, entre otras cosas. Ninguna de esas cosas llamaba mi atención por el momento. Era extraño (y fastidioso) ir al colegio, un sábado. Una de las cosas más incoherentes de la vida, tener que madrugar y luego volver a tu casa para seguir durmiendo. Las palabras, mis manos, el pecho, los pulsos y el calor, todo en una sola imagen seguía en la bahía de mi mente, como la niebla en el bosque, creaba ceguera para mis demás pensamientos.

Había llegado bastante gente, incluyendo a Anna y a Adam. Me aproximé hacia ellos y los saludé, ya tenían la pantaloneta puesta. Empezamos a hablar sobre que materias podíamos haber perdido y de la reacción de mis padres. Sabíamos que a todos nos había ido mal, pero no fue nuestra culpa. El año era demasiado exigente. Era algo que se nos salió de nuestras manos, no porque lo quisiéramos.

Amie llevaba visos azules en el cabello, tenía la mirada distraída por el resto del colegio.

Un silencio torturante que lo único que me confirmaba era una depresión profunda de la cual nadie más que yo y solo yo se iba a dar cuenta. El plan no se había desviado por mí, se había regado todo fuera de mis manos y ya no podía hacer nada.

Otras manos acariciaban las suyas, podía enfocar mi vista en ellas aunque estuviésemos demasiado lejos. Austin hablaba con ella de algo importante, de algún vínculo emocional.

Aún tenía ese rostro inerte y delicado al de hace dos semanas, pero nuestros caminos se habían separado. Ni siquiera sabía si estaban juntos, pero lo único que sabía era que estaba con el de Amie. Que la quería, demasiado.

El profesor había abierto el salón y todos nos empezamos a alistar. Me quité el pantalón y quedamos en shorts, medias largas y converse sucios y desgastados de color azul rey. Anna estaba lista y se recogió el cabello en un moño alto, estaba nerviosa por si perdió alguna materia. De lo contrario su esfuerzo no hubiese valido nada.

La verdad no quería que se fuera, pero no había de otra forma que dejarla seguir adelante. No era del todo importante para que se quedara a repetir un año, porque era lo que más le importaba en ese momento.

Ella estaba sentada al frente de mi pupitre con la cabeza baja y pensamientos innumerables. Preocupada, lo más probable. Le puse la mano en la rodilla y le susurré -Yo creo que lo lograste-

Anna intentó sonreír. Aunque vio que la traté de animar, ella creía que no había hecho el esfuerzo suficiente. Eso podía hacer ahora, pero sabía que no podía forzar mis habilidades al límite, de lo contrario reventaran por todos lados hasta desaparecer. Hasta el punto en el que no puedes hacer del todo.

Amie llegó al salón y Austin fue al suyo.

Amie empezó a acariciarse el cabello, y manejarlo con delicadeza hacia atrás. Tan solo yo aseguraba mis zapatos con el fin de no hacer algún contacto visual. El pecho y mis respiraciones se hacían tensos y pesados, como si tuviera miedo de que alguien las escuchara.

-¿Sabes cuantas materias perdiste?- Posó su mirada en mí y preguntó con voz noble

-No- respondí con un golpe seco, mis manos parecían de piedra, entonces decidí dejarlas quietas, asumir la situación, y seguir hablando.

-Creo que perdí como siete-

Fui donde Anna, tenía unos documentos en las manos, sus ojos se veían apagados, realmente concentrados en el papel. La gente iba acercándose cada vez más, no por Anna sino por las letras de la hoja delgada de la carpeta rígida del maestro. Más de tres reaccionaban de forma exagerada, algunos preocupados.

Anna y yo habíamos perdido la misma prueba de educación física, con una nota insignificante. Nos faltaba una décima para pasar, tan solo eso. Me desilusioné de mi misma, totalmente. Recorde a mi mama.

El tiempo necesario para crecer.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum