Capitulo 16

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Al finalizar el día, ya cuando el bus escolar me dejo cerca de mi casa, quise desviarme de mi camino y tomé otro para demorarme más. Desde la clase de biología me empezaban a dar náuseas y no quedaban más píldoras para el dolor de cabeza, además, de que en el trabajo en grupo de historia Amie me había dejado todo el trabajo a mí. Ya había pasado en ocasiones anteriores, en las que ya me había acostumbrado. Pero con las náuseas y el calor todo se hacía más difícil. Cuando estaba en el asiento del bus no podía escuchar música atreves de mis audífonos, intenté cerrar los ojos para dormir aunque el recorrido hasta mi parada no era muy largo.

Esas pequeñas cosas del día lo hacían distinto a los otros, mi salud había tenido un cambio tremendo gracias a lo que ingería durante la jornada. Podía contar con los dedos todos los ingredientes que comía desde la mañana, sin recompensar. Lo peor es que no había dicho nada acerca de eso con mi mamá. Pero físicamente mi cuerpo no se veía tan mal, tenía curvas definidas en la cintura, mi cara había adelgazado y demás. Emocionalmente, no influía mucho. A veces no sentía nada, sino hasta que Austin llegaba al colegio por las mañanas. Eso sí me producía miles de sentimientos a la vez.

Caminaba con mi hermano muy despacio hacia la casa. Ninguno decía nada, el parecía estar igual de distraído que yo. Somos tan parecidos que en ocasiones me lamentaba por eso. "El mundo no necesita otra April, menos en versión masculino" me decía una y otra vez, pero no podía cambiarlo a mi antojo. De repente, mi hermano me apretó la mano.

Estábamos cerca de unas tiendas donde siempre acudíamos desde pequeños para buscar algo que necesitáramos. Nos detuvimos enfrente, entonces supe que mi hermano quería comprar algo:

-Ayer mi papá me dio la mesada- Dijo mi hermano.

-¿Vas a comprar algo para hacer una tarea?- Dije con desinterés.

-¿Puedo comprar algo de comer?- Preguntó con timidez, porque nunca gastamos el dinero en esas cosas.

-Hay comida en la casa- Le respondí con frialdad

-Solo esta vez, por favor. Va a ser con mi dinero- Insistió. Lo consideré, pero decidí pagarlo yo.

Entramos a la tiendita y compró un pastelito de paquete de sabor a mora. Me dio las gracias y nos quedamos afuera mientras él se lo comía. Me sorprendí mirando alrededor, no encontré algo común. O mejor dicho a alguien que comúnmente estuviera en ese lugar.

Encontré a David, él era un año mayor que yo y estudiaba en el colegio anterior. El último año que estudié allí estaba enamorada de él, y nunca tuvimos una conversación. Hasta ese momento en que lo vi, había cambiado bastante. Se había cortado el cabello, estaba muy alto, el color de la piel era un poco más moreno. Sin embargo, el rostro era el mismo y al mirarlo se me vinieron miles de imágenes, cosas que hice y no hice. Me empezó a latir el corazón como en las mañanas.

Parecía estar esperando a alguien, ya que miraba a todos lados. Creí que él no sabía que existía hasta que se quedó mirándome. No pude escapar esa vez, no podía disimular nada. Todo fue circulando hasta que él se dirigió hacia mí y yo tuve que dar algunos pasos hacia él.

Traté de mirarlo a los ojos y sostener la sonrisa, el también actuó algo inconforme:

-Hola- Saludo con voz temblorosa, tímida.

-Hola- Respondí un poco más alegre para disimular los nervios. Nunca antes lo había tenido tan cerca.

-¿Te acuerdas de mí?- Preguntó un poco avergonzado mirando a los lados. Luego se enfocó en mi otra vez.

-Sí- Dije muy segura, y nos empezamos a reír -¿Qué haces por acá?-

-Espero a mi hermana- Dijo ya más tranquilo, bajó la tensión -Tenía que hablar con alguien-

-Y la acompañaste- Traté de coincidir

-Sí, más o menos- Ambos nos reímos. -Entonces, Era verdad que te gustaba-

Me sentí un poco rara al que me preguntara eso, aunque era la única pregunta que yo suponía que le importaba.

-Sí- Dije fresca -¿Se notaba mucho?

-Pues sí- Admitió, dijo con lastima -Pero nunca me hablaste-

-Hasta hoy- Respondí, era lo mejor que podía decir. Sonó coqueto, sexy, hasta a mí me gustó y parecía que a él también. Nos quedamos mirando hasta que la tensión regresó

-Estás... linda- Trató de agregar para romper el silencio, me sonrojé.

-Gracias, tú siempre me has parecido lindo- Dije bajando la mirada y sonriente.

Vi a su hermana acercarse y él le decía que esperara.

-Nos volveremos a ver- se despidió esperanzado, como si quisiera que volviera a pasar. Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Me quedé mirándolo mientras se alejaba hasta que mi hermano preguntó:

-¿Quién era él?- Hasta ese momento recordé que estaba conmigo.

-Un amigo-

Fuimos avanzando hacia mi casa mientras yo seguía recordándome que si había sido real lo que acabó de pasar.

El tiempo necesario para crecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora