Capitulo 3

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El resto del viernes, tenía la mente ocupada. Me la pasé haciendo el ensayo sobre un documental ecológico. Luego, empecé a investigar sobre la teoría de la luz. Prácticamente hice todo lo del fin de semana.

Llovió fuerte y calló granizo. Perfeccioné la escala mixolidia en el bajo eléctrico, y sentí las cuerdas demasiado ásperas y rasposas, hasta que me sangraron los dedos. Me di un baño caliente y sentí mi cabeza fresca gracias al pelo húmedo. Ross me agregó en Facebook, aunque ninguno de los dos empezó alguna conversación.

Lo único que cené antes de dormir, fue un té de manzanilla. No tenía hambre. Mis padres iban a llegar tarde y estaba demasiado cansada para esperarlos. Me acosté con los audífonos puestos, estaba sonando el álbum Youth de la banda Citizen

Me quedé dormida en poco tiempo y la música seguía sonando. Lo único que me recordaba todo, eran los sueños. Tenía cada detalle en mi memoria, cada momento. Desperté con jaqueca, y el celular tenía batería baja.

Las dos noches siguientes se repetía el mismo recuerdo, mientras los días estaban repletos de tareas innumerables y distractoras. Sin embargo, me acordaba de aquel. El color índigo, las hojas de otoño, el olor a manzana y canela, el mar, las noches estrelladas.

No tenían nada que ver con él, pero si conmigo. Ahora era un tipo de regla como: "Piensa en ti misma y pensarás en él, por accidente"

Lo podía ver en esas cosas simples que adoraba de la vida. Ya era una maldición o una bendición, me estaba persiguiendo. Lo veía en los ojos de mi mamá, mi papá y de mi hermano. Pensaba en el cuándo tomaba un vaso de agua, cuando suspiraba, cuando me mojaba con la lluvia, cuando me quedaba sintiendo el césped.

Era alegría, pero era una alegría que no mostraba del todo seguridad. Como si hubiese sido un riesgo estar feliz por eso. Era como ver la lluvia atreves de una ventana y querer sentirla.

Amie me envió un mensaje de texto la noche del domingo.  Ella fue la primera en saber de Austin, luego de Anna y Julie. Amie era una amiga a la que quería demasiado, ya que su carácter era muy diferente  al de las personas que he conocido.

Fue una noche difícil, llena de dudas y expectativas sin sentido. Reposaba mi cabeza en la almohada imaginando historias que quisiera que pasaran, pero no paraba de dar vueltas. Cuando desperté el primer pensamiento era volverás a ver a Austin. Y cuando me refería a eso, era de lejos. Distante y lejana de lo que había pasado.

La mañana del lunes fue un diminuto momento de tortura, bloque de matemáticas. Se suponía que era un bloque de educación física, pero lo cambiaron drásticamente a un placentero bloque de algebra básica. Lo que a mí me parecía exactamente lo mismo. Amie se sentaba al frente de mí, y pasamos todo el bloque pasándonos papelitos.

-¿Cómo te fue con el asiático?- Me repetía preguntando toda la clase, no le respondí nada hasta treinta minutos sobrantes para que salgamos al recreo. Le conté todo y esa vez, no tenía miedo a lo que me dijera después.

Sonó el timbre.

Pareciera que me hubiese pasado una corriente por la espalda. Salimos del salón las cuatro y fuimos avanzando. Anna y Amie fueron a buscar un maestro mientras Julie y yo íbamos camino a las canchas. Dábamos pasos acelerados mientras nos reíamos, había demasiado ruido y nosotras también éramos iguales de escandalosas. Creo que fui la única que se dio cuenta de que alguien nos estaba siguiendo.

Escuchaba murmullos, vocecitas detrás de mi hombro aunque no tan cerca. Ya sabía que eran ellos dos aunque no había dicho nada. Quería disimular hasta que Julie se hubiese dado cuenta. Nos volteamos a mitad de camino. Nos saludamos y Austin quedó a mi lado. Me dio un gesto con la mano y luego acercó su mejilla. La besé.

El tiempo necesario para crecer.Where stories live. Discover now