#155: The Holder of Muse

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier bar a las 1:37 de la madrugada. Si está lleno y ruidoso, entonces busca uno que esté menos ocupado. Si hay menos de ocho clientes allí, siéntate en el segundo taburete de la barra. Si el barman te habla en un acento que suena como ruso o griego, pidiéndote que ordenes todo lo que quieras, el Holder ya sabe quién eres, y tendrás hasta el amanecer para disfrutar una existencia relativamente indolora.

Sin embargo, si te habla con un acento que no suena como nada que hayas oído antes, di, palabra por palabra, “Me gustaría probar tu más fina absenta”. Sin dudarlo y sin perder el contacto visual, el barman tomará de debajo una vieja botella cubierta de polvo, llena de un brillante y fluorescente líquido verde. Sin esperar por la cuchara de absenta, o incluso por un vaso, deberás abrir la botella y beber todo su contenido. Tan pronto como el último bocado de líquido viscoso rezume por tu garganta, tu visión se hará borrosa, y sentirás que caes del asiento. No intentes mantenerte en pie. Si te agarras de la barra, cambiará a un bastidor de tortura tan horrible como para desafiar la imaginación, y te convertirás en su próxima víctima.

Si eres bueno siguiendo las instrucciones, caerás por lo que parecerán horas, antes de llegar finalmente a un bar que será como una copia exacta del que estuviste, pero con cada superficie de madera reemplazada por hierro corrugado oxidado, salpicado de sangre. Ponte de pie, y el bar será inundado por una luz que atravesará todo el espectro visible. Luego del séptimo ciclo, regresa al taburete donde estuviste. Con una voz que hará que incluso una entidad demoníaca se lo piense dos veces antes de molestarte, di, como si te hablaras a ti mismo:“Sólo vine por un trago. Déjame en paz.”

Un hombre vestido con un traje de satén negro y un sombrero de copa entrará por la puerta. Cuando se siente, el barman, ahora con el rostro perdido, aparecerá e inmediatamente servirá un trago al hombre. No mires lo que sirve de la botella, no querrás que tu sangre emule tal líquido y se drene por cada orificio de tu cuerpo.

Espera a que el hombre termine de beber. Cuando se siente otra vez con un suspiro, él se moverá como si fuera a ponerse de pie. Antes de que termine, di, en un tono oscuro, “Busco al Holder de la Inspiración”. En caso que se vaya, podrás disfrutar una eternidad en donde cada uno de tus fluidos corporales será servido en esta demoníaca taberna.

Si el Holder permanece sentado, emitirá otro suspiro. De su boca saldrán las más sorprendentes, las más horribles, la más imponentes creaciones e ideas devoradoras de almas, jamás pensadas alguna vez en la realidad. Escúchalas todas, y no lo interrumpas. Cuando su infinito aliento se acabe, pregúntale: ¿Cuál es su fuente de inspiración?

El hombre sonreirá y te guiñará. Desde sus ojos brillará un rayo del negro más profundo y el blanco más puro. Este rayo traspasará tus ojos, golpeando tu mente.

Tu nueva inspiración es el Objeto 155 de 538. Todos los pensamientos ahora serán claros, y ninguna sustancia, ningún ambiente, ni ninguna criatura del abismo podrá nublar tu mente.

The Holders  Where stories live. Discover now