#110: The Holder of Humility

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier hospital al que puedas llegar, y pregunta a la persona que veas en la recepción por visitar a The Holder of Humility. El recepcionista bajará la cabeza, te tomará de la mano y te llevará por un pasillo de color blanco puro. Debes mantener tu mano con las del recepcionista, si quieres vivir. Mientras caminas por el pasillo, escucharás un piano sonar suavemente a la distancia. Si la canción se detiene, susurra: “Has perdido una tecla”. Si la canción cesa, el pasillo se tornará de un resplandor negro, y ni siquiera un milagro podrá salvarte de lo que estarás a punto de experimentar. Si continúa, sigue por el pasillo hasta que el recepcionista suelte tu mano y salga corriendo. No te molestes en perseguirlo.

Camina cinco pasos adelante, luego gira a la izquierda, deberías ver un único picaporte en el muro. Si no hay picaporte, estarás condenado a vagar por el pasillo sin fin durante toda la eternidad. Si está, gíralo y entre al salón. La melodía del piano será consumida por el silencio de aquel salón desolado. Cuando entres, cierra la puerta, esto debería dejarte encerrado. El lugar es pequeño; los muros y el piso estarán cubiertos de gotas de agua, habrá una cama limpia con un cojín, ambos cubiertos de hojas blancas, habrá también un reloj digital marcando las 3:00 p.m., el viejo piano negro, y un espejo colgando del muro. Mira tu reflejo, deberás verte como eres, y el resto del salón tal como es. Mantente mirando tus ojos y pregunta: ¿Por qué ellos no tienen humildad?

Tu reflejo sonreirá, y se retirará. Serás testigo de ti mismo matando al niño que vivía en esta habitación, apuñalándolo frenéticamente, golpeándolo más allá de cualquier límite de violencia, desgarrándolo miembro a miembro y finalmente, disparándole en la cabeza. Un grito silencioso perforará el perturbador silencio. El espejo caerá y se quebrará en siete pedazos. El salón ahora es exactamente igual a como lo viste en el espejo: Las gotas de agua ahora son sangre, y un cuerpo mutilado ahora yace sobre la cama. El piano ahora con sus teclas rotas y dispersas en el suelo, y el reloj digital pareciera que hubiera sido lanzado contra el muro.

Una incierta pero familiar bala brilla sobre el cojín, ahora cubierto en sangre, cerca de un arma. El cuerpo destrozado del niño te hablará, diciéndote que debes permanecer en la habitación, pero no dejes que esto te moleste. Tendrás que dispararte con la bala, permitiéndole entrar en tu corazón. Un dolor insoportable consumirá tu cuerpo, y no dudes en gritar. Si tienes suerte, despertarás vivo y estable en la cama del hospital que visitaste. Serán las 3:00 p.m. y una cicatriz discreta estará sobre tu pecho. Ve debajo del cojín donde estás apoyado.

La bala de diamante es el Objeto 110 de 538. ¿Te atreverías a matar para mantener los Objetos separados?

The Holders  Where stories live. Discover now