2. Damien

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—¿Te jode si me acuesto? —dice Milena y, sin esperar respuesta, se tira en mi cama.

Como vivo en un monoambiente, mi cama está contra la pared y hace las veces de sillón cuando no estoy durmiendo. Yo le digo que no, pero no me uno. No tengo ganas. A decir verdad, lo único que quiero es que se vaya.

No sé muy bien por qué accedí a que viniera a estudiar a casa. Prefiero mil veces la posibilidad de huir que me da ir a la casa de ella. En cambio, ahora, si le digo algo, quedo como un maleducado.

—Es medio tarde... —intento.

—Uf, sí. Mal. Se me pasó volando y creo que no me quedó nada para el parcial.

Me río. Yo sí pude estudiar, porque, a diferencia de ella que se la pasó tirando indirectas, leí toda la jodida tarde.

No quiero tener sexo con ella. Milena no es el problema; es linda y simpática y no parece buscar que nos pongamos serios ni nada. El problema es que yo no quiero.

Desde mi viaje a Bariloche, hace casi tres años, que estoy así. Se supone que el sexo es para pasarla bien, pero para mí es un compromiso, algo que hago para que no me tachen de «puto».

Estoy por hacerme el cansado cuando mi celu suena.

Lore: Previa en lo de un amigo... te sumás?

Salvado.

—Che, Mile, ¿no te jode? me tengo que ir. Me re colgué... había quedado con unos amigos y nada. Se me pasó la tarde. —Le regalo una sonrisa que es toda una mentira. Ella decide creérsela, mejor para todos.

—Sí, sorry. Yo también cuelgo mal cuando estoy con vos.

Yo: Dire...

Lore: San Juan al 3000. Hacé sonar cuando llegues y bajo.

Yo: ok.

—Voy en la K ¿vos?

—Dale, vamos juntos —me dice.

Hace el intento de besarme en el ascensor, pero no me siento con ganas ni de eso. Tampoco tengo ganas de estar en una fiesta rodeado de extraños. No es que tenga la mejor onda con Lore tampoco, al fin de cuentas, también se me tiró; pero es más fácil zafarla. Voy, paso el rato y me pego la vuelta.

Yo: hay que llevar algo?

Lore: Abajo hay un market si querés bebida.

Me bajo, paso por el kiosco, compro una cerveza no retornable y le aviso que llegué.

—¿Qué hacés? —me dice y me abraza al mejor estilo Lore —. Pensé que no te ibas a prender.

—Estaba aburrido.

—¿Mucho estudio?

—Bastante, estamos en parciales. Creo que regularizo todas, pero promocionar...

—¿Promocionar?¿Promocionar? no me suena la palabra, ¿estás seguro de que la RAE la acepta?

Me largo a reír.

Llegamos al piso, está lleno de gente. Mejor, así me puedo perder un poco y no tengo que estar pegado a ella toda la noche.

—Che, Alejo, acá vino tu vecino —grita Lore, y siento un par de miradas en mí. A mi pesar, me pongo colorado—. Alejo te conoce de Pergamino. ¿Vos sabés que siempre pensé que te llamabas Damián?

—Error común. No sé muy bien de qué se la quisieron dar mis viejos cuando me pusieron Damien. Es como Braian, así, con «ai».

Lore larga una carcajada. Mi chiste no es tan bueno, supongo que ya debe estar algo tomada.

Entonces, me besó (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora