Capítulo Veintitrés. Déjame Ser Buena Para Ti.

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No abrí los ojos, dejé que continuara y escuché el sonido de sus besos, que pronto bajaron a mi hombro y terminé tumbada debajo de él casi como la noche anterior.

- Tom... - lo llamé, no quería y no pensaba que podría volver a hacer nada con él en la cama.

Lo que los dos necesitábamos era darnos una ducha. Fría. Cada uno por separado... solo que me gustaba lo que estaba haciendo...

No lo detuve, pero supuse que Tom tenía en mente que había un límite el cual esa mañana no iba a cruzarse. Dejando besos cortos y mordiendo la piel de mi cuello y mi clavícula, Tom se apartó y en su lugar volvió a mis labios pegando su cuerpo al mío. Cogí su rostro con las manos y moví mis labios con los suyos, nuestras respiraciones se acoplaron y busqué besar su hombro.

Tom se dio la vuelta, ahora yo estaba sobre él y las sabanas estaban revueltas debajo de su cuerpo y enredadas con nuestros pies. Besé la piel suave de Tom, jugando a trazar cualquier forma sobre ella con los dedos; Tom cerró los ojos y disfrutó un poco del tratamiento especial.

No quería dejar manchas rojizas en su cuerpo, así que no me detuve demasiado en ninguna parte de su cuerpo.

Tom llevó una mano a mi cuello y enredo los dedos en mi cabello.

- ¿y no quieres salir de aquí? – me sonó a una sugerencia de algo más.

Puse una mano en su abdomen para mantenerme encima de él. Abrí la boca para responder y pensé en la forma más inofensiva de declinar tal oferta.

- ¡Buenos días! – Fui salvada por la campana. Afuera, la voz de Bill nos sacó de nuestro pequeño mundo de fantasía. - ¿Chicos?

Tom se enderezó, sentándose y saliendo de la cama.

- Yo iré. – Me dijo, besándome la cabeza, sobre el cabello.

Me quedé ahí, suspirando y agradeciéndole mentalmente a Bill por aparecer de la nada y evitarme la penosa tarea de contarle a su hermano que aunque en su momento había sido fantástico y la parte desagradable había pasado rápidamente; lo que le seguía hoy era una incomodidad que me decía "hoy no más".

Me tumbé boca abajo y hundí la cabeza en una almohada antes de pensar en si acaso podría robarme aquellas sábanas... Demasiado pronto, Tom volvió y se sentó al pie de la cama con la maleta abierta a sus pies.

Me estiré y miré sobre su hombro para ver qué era lo que estaba haciendo, no entendí, así que prácticamente gateé hacia él y apoyando los codos en su espalda y las manos en su cabeza, me incliné para ver qué hacía.

- Hola. – Dije. - ¿Qué haces?

- Estoy buscando un plumón, Bill siempre los pierde y cree que necesitará uno hoy.

Alcé una ceja y puse las manos en los hombros de Tom.

- ¿Y tú tienes plumones? – Sonreí.

- ¡Claro! Sin mí, Bill está perdido. – Dijo.

Me reí y asentí al salir de la cama.

- Entonces mientras tú haces eso, yo me voy a dar una ducha.

Tom asintió sin alzar la vista de su maleta medio revuelta.

Entré en el baño y me di una ducha rápida, mientras yo me cambiaba, Tom entró y se bañó también. Compartimos el espejo para peinarnos, él estuvo listo antes que yo, pero se quedó para observarme alisándome el cabello y contarme algunas curiosidades de su última gira.

Con trabajo no me quemé con la plancha al reírme de sus tonterías, unos minutos después de eso guardamos todo de vuelta en las maletas y fuimos a comer antes de salir en dirección a la estación para hacer nuestro viaje a Milán.

Kings Of Suburbia (Tom Kaulitz FF) *En Español*Where stories live. Discover now