Manifiesto: capitulo uno.

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Narrado por Jazzlyn:

Cuando era pequeña las cosas eran más fáciles en mi vida, o tal vez más complicadas de alguna forma. Aún recordaba que aunque mis padres lo habían intentado por todos los medios, no habían logrado ayudarme a lidiar con la sensación de sentirme observada desde la lejanía. Había crecido sabiendo que siempre había un hombre de mi padre cuidando mis espaldas, me habían criado diciendo que los hijos de personas importantes debían ser cuidados en secreto y eso se había hecho parte de mi, eso era algo tan rutinario en mi vida que lo consideraba insignificante.

Aunque eso cambia cuando sientes algo diferente a tu alrededor, algo que te atemoriza y te hace sentir sofocada. Tal vez por eso todos se habían preocupado cuando les dije que no me sentía observada por la seguridad con la que había crecido, sino por alguien más. Recuerdo que intentaron por todos los medios encontrar algo sospechoso, tranquilizarme y hacerme creer que allí afuera solo habían guardias, aunque yo sabía que no lo era.

Había sido una etapa difícil para mi, me habían aumentado la protección y conseguir que me dejaran salir al jardín de la casa era una opción entre miles, por no considerarlo algo imposible. Tampoco me sentía capaz de juzgar a mis padres porque, cuando tu hija anormal que siente cada emoción de su entorno te dice que siente algo negativo siguiéndola, solo puedes creerle y protegerla.

La única verdad es que aquella sensación había desaparecido por largos períodos de mi vida pero sentada bajo aquel árbol de roble volví a sentirla, más fuerte e intensa que nunca.

—Silencio. —Mi voz cortó un acalorado dialogo entre Agramon y Jaden, ambos me quedaron viendo y solo pude soltar las palabras queriendo explicar la interrupción—. Nos están observando.

La oscuridad estaba por reinar en aquel momento y aunque los grandes focos de alta potencia iluminaran más que lo suficiente la sensación atemorizante que me provocaba la oscuridad y los escalofríos en la espalda me eran imposibles de ignorar. Quería levantarme e irme pero hasta el mínimo movimiento se sentía como algo vigilado.

Agramon resopló.

—Hay más de veinte guardias de tu padre aquí rondando, supongo que veinte pares de ojos pueden ponerte incomoda.

—Ella no habla de eso. —Aria fue la primera en creerme y colocarse de pie para tenderme su mano—. También puedo sentirlo y no son los guardias, es algo más.

Acepté la mano de Aria y me coloqué de pie a su lado seguida de los tres hombres que nos acompañaban. Jaden y Agramon se habían puesto demasiado tensos y alertas aunque si miraba a Corban, parecía sentirse dominado por una cotidianidad que me hizo unir puntos con más rapidez de la esperada.

Rápida o no, la respuesta había sido expuesta por Agramon antes de que yo pudiera abrir la boca.

—Mortiferis. —Escuchaba a Agramon y sentía que aquella palabra no lo incluía a él, la forma en la que soltaba el nombre de su raza me hacía notar la incomodidad que le causaba aún cuando sabíamos que también era un oscuro ya no tan oscuro—. Vamos dentro, aquí no se puede seguir hablando.

Mientras caminábamos en dirección a la casa mis ojos no podían despegarse del brazo de Agramon rodeando la cintura de Aria. Se veían en calma cuando estaban juntos, aún cuando la tempestad podía arrastrarnos a la oscuridad sin que tuviéramos oportunidad de detenerlo. ¿Cómo era que Aria aún pensaba que podía detener esa relación? Agramon la miraba como si fuera capaz de dejar su alma entera para tenerla y ella no podía observarlo con más adoración o me comenzarían a dar nauseas.

Los miraba y veía sus sentimientos yendo a la par, tan inmersos en el otro que podía sentir una admiración que pocas veces había sentido antes. ¿Cómo era posible que dos corazones estuvieran destinos a juntarse de aquella manera? No se parecían en nada, Aria amaba el campo mientras él la ciudad, ella soñaba con el romanticismo mientras él ni siquiera creía en su existencia. Eran disparejos hasta para elegir que película ver, pero tenían algo en común, algo tan fuerte y poderoso que podía superar cualquier barrera. Ellos se amaban.

OcultoWhere stories live. Discover now